*Publicado originalmente en PIA Global
Presentamos a continuación una entrevista exclusiva con Inés Harrak, destacada abogada internacional y miembro del equipo legal que representa a Hannibal Gaddafi.
En esta conversación especial, Harrak comparte detalles inéditos sobre el estado actual del caso, los obstáculos legales y políticos que enfrenta la defensa, y las implicancias internacionales que rodean la situación de Hannibal Gaddafi.
Su testimonio ofrece una mirada privilegiada a un proceso judicial que, como señalan organismos internacionales, constituye una detención ilegal prolongada bajo presiones externas y motivaciones ajenas al derecho.
Tadeo Casteglione: Hanibal Gaddafi fue liberado tras casi una década de detención sin proceso judicial formal. Desde el punto de vista del derecho internacional, ¿cómo se interpreta un encarcelamiento prolongado sin cargos concretos y qué precedentes sienta este caso para la seguridad jurídica en la región?
Ines Harrak – La detención de casi diez años de Hanibal Gaddafi sin juicio constituye una detención arbitraria según el derecho internacional, y Human Rights Watch la ha descrito como “ilegal”, pidiendo que se retiren todos los cargos.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos —del cual el Líbano es parte— exige que cualquier detenido sea presentado ante un juez en un plazo razonable o liberado.
Una detención tan prolongada sienta un precedente peligroso y socava la confianza en el sistema judicial, ya que sugiere la existencia de influencias políticas o sectarias sobre las decisiones legales.
Su liberación bajo fianza —reducida de 11 millones de dólares a aproximadamente 900.000— refleja presiones legales y diplomáticas, mientras que el caso sigue sin resolverse ya que los cargos no han sido retirados oficialmente.
Mantener las acusaciones pendientes deja la situación en una ambigüedad jurídica y evidencia serias deficiencias en el derecho a un juicio justo.
TC –Durante años se sostuvo una acusación por la desaparición del clérigo Musa al-Sadr en 1978, cuando Hanibal tenía apenas dos años. ¿Cómo evaluaría usted la utilización de causas políticas o familiares como instrumentos judiciales? ¿Qué vulneraciones legales se produjeron en este caso?
I H – Acusar a alguien que tenía solo dos años en 1978 genera claras sospechas de manipulación política del caso.
Utilizar hechos históricos o cuestiones sectarias como instrumento de presión constituye una violación directa de los principios de justicia.
Las principales irregularidades legales incluyen:
- La ausencia de pruebas directas.
- La detención prolongada.
- La falta de remisión del caso a juicio.
- La inexistencia de una base jurídica sólida para las acusaciones.
Esto configura un abuso de autoridad judicial y demuestra que el sistema de justicia ha sido usado para servir conflictos políticos o familiares, en lugar de garantizar el Estado de derecho.
TC-Desde su perspectiva profesional, ¿considera que este caso expone la debilidad del Estado de derecho en el Líbano, especialmente cuando confluyen intereses sectarios, familiares y externos?
I H – Sí, desde mi perspectiva profesional, este caso evidencia grandes fallas en el Estado de derecho en el Líbano:
- Independencia judicial: La influencia de presiones políticas —sean sectarias, familiares o diplomáticas— es evidente, especialmente considerando la detención prolongada sin juicio.
- Debilidad de los procedimientos legales: La detención prolongada sin acusación formal, seguida de una liberación bajo una fianza extremadamente alta, refleja lo que organizaciones de derechos humanos describen como un sistema judicial frágil e ineficaz.
- Falta de rendición de cuentas: La existencia misma de este caso sugiere que los responsables de la detención ilegal no fueron procesados, lo que permite que estas prácticas se repitan.
- Detención sin sentencia: Human Rights Watch señala que un gran porcentaje de detenidos en el Líbano (según datos de las Fuerzas de Seguridad Interna) permanece encarcelado sin un veredicto.
TC -Su trabajo como abogada ha tenido resonancia internacional. ¿Qué dificultades enfrentó durante el proceso, tanto a nivel local en el Líbano como en el marco diplomático y mediático global? ¿Recibió presiones o amenazas?
I H – Existieron importantes desafíos locales, especialmente relacionados con el acceso a la justicia.
El caso se manejó dentro de un sistema poco transparente y politizado, sin investigaciones reales ni juicios, y nunca se nos permitió acceder completamente al expediente.
El acceso a Hanibal también era restringido: cada visita requería un permiso especial del Fiscal General, generalmente una vez por semana o cada diez días.
Su prolongada detención, las huelgas de hambre, su salud deteriorada y el agotamiento psicológico ejercían una presión constante sobre nuestro equipo.
Mantener su ánimo fue difícil: se sentía cerca de la libertad, pero temía perderla. En ocasiones se frustraba, pensando que no había avances, y la larga espera —tras diez años de detención— ponía a prueba la paciencia de todos.
La fianza extremadamente alta —11 millones de dólares— era claramente una presión política sobre Libia para obtener los archivos del caso Musa al-Sadr, y no tenía relación con Hanibal, quien no poseía ninguna información.
Sin nuestra intervención, podría haber permanecido detenido muchos años más.
A nivel diplomático, el caso era sensible debido a la tensión histórica entre Líbano y Libia.
Sin embargo, la cobertura mediática jugó a nuestro favor, especialmente en un momento de presión política sobre la facción chiita que retenía a Hanibal.
También existían riesgos de seguridad reales: los individuos que habían secuestrado y maltratado a Hanibal años atrás nunca fueron procesados y seguían teniendo libertad de acción, por lo que se nos advirtió en repetidas ocasiones que debíamos actuar con cautela al tratar con esos grupos.
TC -¿Cuál será el futuro inmediato de Hanibal Gaddafi tras su liberación? ¿Se contemplan acciones legales contra el Estado libanés o ante instancias internacionales para exigir reparación por los años de detención arbitraria?
I H – Se espera que el equipo de defensa insista en el cierre total del caso, con la retirada formal de todos los cargos y el reconocimiento oficial de su absolución.
También estamos avanzando en emprender acciones legales contra los responsables de su secuestro, ya sea ante la justicia libanesa o mediante mecanismos internacionales.
Tras su liberación, es probable que Hanibal abandone el Líbano para recuperar su salud y reconstruir su vida después de tantos años de encarcelamiento injusto.
*Foto de la portada: Ines Harrak-
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