La reimposición del llamado snapback —el mecanismo que permite restablecer automáticamente sanciones previas del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán— representa no solo una grave amenaza a la estabilidad de Oriente Medio, sino también una estocada directa a la credibilidad del sistema multilateral de Naciones Unidas.
Esta medida, impulsada por el eje occidental a través del E3 (Reino Unido, Alemania y Francia), ha sido rechazada por Rusia y China, lo que refleja con claridad la fractura del orden internacional y el debilitamiento creciente de las estructuras creadas tras la Segunda Guerra Mundial.
La maniobra europea y la respuesta iraní
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán convocó a los embajadores de los países del E3 en Teherán como respuesta a lo que calificó de acciones “irresponsables”, al abusar del mecanismo de resolución de disputas del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) para restablecer sanciones derogadas por el Consejo de Seguridad.
Según Teherán, esta decisión no solo viola el espíritu del acuerdo nuclear alcanzado en 2015, sino que revela el servilismo de Europa a la estrategia de Washington y Tel Aviv.
La maniobra llega tras el rechazo del Consejo de Seguridad a una propuesta de Rusia y China de extender la Resolución 2231, que respaldaba el PAIC, durante seis meses más. En contraste, la representante británica Barbara Woodward anunció que las sanciones de la ONU volverían a imponerse a finales de la semana, mostrando un desdén abierto por la votación multilateral.
De un acuerdo histórico a la demolición unilateral
El PAIC, firmado en 2015, había representado una salida diplomática a más de una década de tensiones por el programa nuclear iraní. Sin embargo, en 2018 Donald Trump rompió unilateralmente el pacto, reimponiendo todas las sanciones estadounidenses contra Teherán.
Desde entonces, el acuerdo ha quedado reducido a un cascarón vacío: Europa careció de voluntad para sostenerlo de forma independiente y prefirió alinearse con la presión de Washington.
El resultado ha sido previsible: Teherán redujo progresivamente sus compromisos, limitó parcialmente la cooperación con el OIEA y aceleró el desarrollo de sus capacidades, sin abandonar la puerta al diálogo. La actual reactivación del snapback es, en este contexto, un acto de agresión política que destruye las pocas bases de confianza que quedaban.
Pérdida de legitimidad de la ONU
El hecho de que Occidente imponga sanciones ignorando la votación del propio Consejo de Seguridad expone la erosión del sistema multilateral. La ONU queda reducida a una institución decorativa cuando sus resoluciones se aplican o se rechazan según la conveniencia de las potencias occidentales.
Este golpe no es solo contra Irán: es contra la idea misma de derecho internacional. Cuando los mecanismos de la ONU se convierten en armas al servicio de unos pocos, su credibilidad desaparece.
Para muchos países del Sur Global, lo ocurrido confirma lo que ya sospechaban: que Naciones Unidas ha perdido toda capacidad de actuar como árbitro imparcial.
La advertencia de Irán y la hipocresía occidental
En medio de esta escalada, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, lanzó un mensaje claro: “No tememos la guerra. No buscamos la guerra”. Señaló además que las políticas de Donald Trump pueden “prender fuego a todo Oriente Medio”, denunciando la contradicción entre el discurso de paz de la Casa Blanca y las acciones militares que alimentan la inestabilidad.
Mientras tanto, Israel continúa con sus ataques contra objetivos iraníes, y Estados Unidos mantiene la presión militar y económica. Occidente acusa a Irán de desestabilizar la región, pero son sus propias acciones las que, de hecho, la están incendiando.
Multipolaridad como respuesta inevitable
Cada vez que Occidente viola acuerdos y desprecia las instituciones internacionales, acelera el nacimiento de un orden alternativo. La imposición del snapback empujará aún más a Irán hacia el eje euroasiático conformado por Rusia y China, y reforzará mecanismos como los BRICS+, la Organización de Cooperación de Shanghái y la Unión Económica Euroasiática.
En este sentido, la irresponsabilidad de Europa y Estados Unidos no solo daña el sistema multilateral que ellos mismos ayudaron a crear, sino que refuerza el atractivo de las estructuras multipolares, vistas por cada vez más países como la única vía para escapar del chantaje y la arbitrariedad occidental.
La vuelta del snapback contra Irán no resolverá el problema nuclear ni traerá paz a Oriente Medio. Por el contrario, evidencia la quiebra de la ONU y la incapacidad de Europa para actuar con autonomía estratégica. El futuro inmediato apunta a un endurecimiento de posiciones y a un mayor acercamiento de Teherán hacia las potencias no occidentales.
Lo que se presenta como una victoria diplomática para Occidente será, en la práctica, otro paso en la desintegración del viejo orden y en la consolidación del nuevo mundo multipolar.
Comments by Tadeo Casteglione