Por Saif al-Islam Gaddafi
En el nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo.
La historia de Libia ha sido manipulada y se han ocultado muchas verdades. Peor aún, se ha distorsionado y modificado deliberadamente para hacer parecer que todo el pueblo libio luchó y combatió contra el colonialismo italiano. Esto, por supuesto, no es cierto.
Las memorias de los oficiales y comandantes italianos, así como los archivos coloniales de Italia, cuentan una historia completamente diferente. Las campañas militares italianas contra la resistencia y los muyahidines libios —especialmente después de 1915— estuvieron compuestas en su mayoría por reclutas y mercenarios libios, además de mercenarios eritreos musulmanes. El papel de los italianos se limitaba a dirigir las operaciones, la aviación, la inteligencia y la artillería.
El hombre que delató a Omar al-Mukhtar era libio, su tribu es conocida y su nombre se recuerda hasta hoy.
Quienes dirigieron la emboscada eran libios y eritreos musulmanes, y gritaron el takbir cuando capturaron a al-Mukhtar.
El verdugo que ejecutó su ahorcamiento también era libio, y murió en Bengasi en la década de 1950.

Incluso quien ordenó que las mujeres de los campos de concentración —traídas por la fuerza— presenciaran la ejecución en Suluq y lanzaran ululatos antes de la muerte del mártir, era libio.
El hombre que decapitó a Fadil Bu Omar y entregó su cabeza a los italianos era libio.
El asesino de Qadhwar al-Sahuli también era libio.
Y quien ejecutó a mi abuelo, Hamad Hmeid al-Gaddafi, en Al-Jufrah, era igualmente libio.
La lista es larga…
Todos los verdugos eran libios, tanto en los campos de detención como en las ejecuciones sumarias. Incluso el autor intelectual de la idea de los campos de concentración masivos y de las deportaciones forzadas era libio.
Este mismo proceso de manipulación histórica, dicho sea de paso, también ocurrió en Argelia.
Allí se borró el papel de los harkis durante la ocupación francesa: los mercenarios y traidores argelinos utilizados por Francia para combatir a sus propios compatriotas, los combatientes del Frente de Liberación Nacional. Hablar de ellos hoy sigue siendo un tabú en Argelia.
¿Acaso habrían podido los traidores, los colaboradores y los mercenarios —en Libia o en Argelia— cometer las atrocidades que cometieron contra sus pueblos sin la maquinaria militar italiana y francesa? ¿Sin la aviación italiana y francesa, sin los tanques, los blindados y los buques de guerra de ambas potencias?
“El pasado se parece demasiado al presente…”
En el aniversario del martirio del líder eterno Muamar al-Gaddafi, recordemos que su asesinato fue el resultado directo de la operación francesa “Harmattan”, que se extendió durante todo el día 19 de marzo de 2011; seguida por la operación “Amanecer de la Odisea” de las fuerzas estadounidenses, británicas y francesas, entre el 19 y el 31 de marzo de 2011; y luego por la operación “Protector Unificado”, entre el 23 de marzo y el 31 de octubre de 2011.
En total, participaron 48 países, entre ellos naciones árabes, cruzadas y vecinas. El saldo final fue devastador: 26.500 salidas aéreas y 9.700 bombardeos.
Los mercenarios de la OTAN documentaron ellos mismos sus crímenes de guerra, grabando ejecuciones de prisioneros inconscientes, heridos o desarmados. Su papel fue el de “perros de caza”, lanzados contra los leones heridos por las armas de fuego. Las muertes no fueron obra de los perros, sino de los fusiles que los dirigían.
Lo ocurrido el 20 de octubre de 2011 fue un crimen de guerra con todos sus elementos, registrado en sonido e imagen.
Y como el gobierno de los traidores y títeres de la OTAN aprobó una ley que eximía de responsabilidad a quienes cometieron crímenes de guerra o de lesa humanidad, resultó imposible llevar a esos asesinos ante la justicia.
Por eso, la justicia divina fue hacia ellos —lo que algunos llaman “la maldición de Gaddafi”—.
Y a los pocos que aún quedan con vida, les digo: tengan la certeza de que la justicia, tarde o temprano, los alcanzará… o irá en su búsqueda.
Comments by Tadeo Casteglione