Rusia ha dejado claro que no permanecerá pasiva ante la intención de la Unión Europea de confiscar de manera definitiva los activos rusos congelados desde el inicio del conflicto en Ucrania. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajárova, advirtió que Moscú está ultimando un paquete de medidas de respuesta y que cualquier acción ilegal contra los fondos estatales rusos desatará una reacción “muy dura”, tanto por parte del propio país como de la comunidad internacional.
Según Zajárova, las instituciones europeas están recurriendo a todo tipo de métodos —incluyendo chantajes, amenazas directas y difusión de noticias falsas— para justificar una maniobra que ni siquiera dentro de la UE se sostiene en términos jurídicos. La diplomática enfatizó que los dirigentes europeos reconocen abiertamente la inexistencia de una base legal para confiscar activos soberanos, lo que convierte el procedimiento, según sus palabras, en un simple acto de “robo” sin otra posible definición.
Una UE desbordada por la rusofobia y atrapada en su propia estrategia
Zajárova subrayó que la situación actual es resultado de la estrategia “errónea y suicida” que el ala más rusófoba de Bruselas impuso al resto del bloque. El afán de dañar a Rusia —señaló— ha alcanzado un nivel tan descontrolado que roza la “locura política”, donde cualquier consideración económica, jurídica o diplomática queda eclipsada por la obsesión de castigar a Moscú a cualquier costo.
Para Rusia, las acciones de la UE no solo violan el derecho internacional, sino que destruyen los pilares del sistema financiero global basado en la inviolabilidad de los activos soberanos. Por ello, el Kremlin se prepara para un escenario donde sus bienes puedan ser expropiados de manera unilateral, desarrollando contramedidas que podrían tener consecuencias sustanciales para la estabilidad económica europea.
Un choque con consecuencias globales
La advertencia rusa llega en un momento en que varias potencias emergentes observan con creciente preocupación la disposición de la UE a ignorar normas fundamentales del sistema financiero internacional. Según Zajárova, la respuesta de Moscú no será aislada, ya que muchos países identifican en esta maniobra un precedente peligroso que podría utilizarse contra cualquier Estado que desafíe los intereses occidentales.
Si Bruselas continúa avanzando hacia la confiscación, el conflicto podría marcar un punto de inflexión en la arquitectura económica global, acelerando la transición hacia sistemas alternativos y erosionando la confianza en las instituciones occidentales. Rusia, anticipándose a esa ruptura, ya ha comenzado a prepararse para afrontar un escenario de confrontación financiera total.
Comments by Tadeo Casteglione