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El fortalecimiento del Sur Global ha sido una de las tendencias geopolíticas más notables en la última década, con países que buscan reafirmar sus soberanías nacionales, liberarse de las imposiciones de potencias occidentales y reconfigurar un sistema internacional más equitativo.

En este contexto, el bloque BRICS se ha consolidado como un faro de esperanza para muchos de estos Estados, al ofrecer una alternativa al orden mundial dominado por el dólar y el euro. La reciente aspiración de Burkina Faso de ingresar a este influyente grupo refuerza esta tendencia y destaca el papel de África en la nueva multipolaridad emergente.

Recientemente, el primer ministro de Burkina Faso, Apollinaire Joachimson Kyelem de Tambela, expresó su interés en que el país forme parte del BRICS durante una audiencia con el embajador ruso en Uagadugú, Ígor Martínov. Este encuentro tuvo lugar en el marco de las Jornadas Económicas de Burkina Faso, que se celebrarán en Moscú del 8 al 11 de octubre de este año.

El jefe del gobierno burkinés subrayó la necesidad de fortalecer las relaciones económicas entre su nación y Rusia, abogando por establecer una línea de cooperación directa entre Moscú y Uagadugú. En sus declaraciones, Kyelem de Tambela destacó la importancia de ingresar en el BRICS, con el objetivo de contrarrestar la hegemonía del dólar y el euro y promover un comercio internacional más justo y balanceado.

BRICS: Un faro para el Sur Global

El BRICS, inicialmente formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ha visto un reciente crecimiento con la incorporación de nuevos miembros como Egipto, Etiopía, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Este grupo ahora representa casi la mitad de la población mundial, más del 40% de la producción global de crudo y cerca del 25% de las exportaciones internacionales.

A medida que más países buscan unirse, el BRICS se está transformando en una plataforma de poder que reconfigura las reglas del sistema financiero y comercial global, en beneficio de economías emergentes y en vías de desarrollo.

Para Burkina Faso, un país históricamente golpeado por el colonialismo y las crisis internas, el BRICS representa una oportunidad de fortalecer su soberanía económica y política. El hecho de que Kyelem de Tambela bajo las ordenes del lider Ibrahim Traore haya señalado el ingreso al BRICS como una herramienta para contrarrestar el dominio del dólar y del euro, resalta la visión que tienen muchos países africanos sobre la necesidad de desvincularse del sistema monetario internacional, el cual, según ellos, ha perpetuado la dependencia y el subdesarrollo en sus regiones.

Rusia y África: Nuevas alianzas en la multipolaridad

El acercamiento de Burkina Faso hacia Rusia, reflejado en este interés por ingresar al BRICS, no es un hecho aislado. Desde la llegada al poder de nuevas administraciones en varias naciones africanas, se ha evidenciado un distanciamiento progresivo de las antiguas potencias coloniales europeas y un acercamiento a Rusia y China, potencias que son vistas como socios clave en la búsqueda de un desarrollo autónomo.

En esta misma línea, el embajador ruso, Ígor Martínov, expresó durante la reunión con Kyelem de Tambela su deseo de que Rusia colabore en la construcción de una central nuclear civil en Burkina Faso, lo que podría ser un paso importante para diversificar la matriz energética del país y reducir su dependencia de fuentes externas.

La cooperación en áreas tan estratégicas subraya la importancia que Rusia otorga a África como un aliado en su política exterior, especialmente en un momento en que el país ejerce la presidencia rotativa del BRICS para 2024.

La lucha por la soberanía en el Sur Global

Burkina Faso no está sola en su búsqueda por recuperar y mantener su soberanía. A lo largo del continente africano y en otras regiones del Sur Global, muchas naciones están reevaluando sus alianzas estratégicas, buscando nuevas formas de cooperación que no impliquen la sumisión a las potencias tradicionales.

En este contexto, el BRICS se perfila como una alternativa viable que ofrece el potencial de fortalecer las economías nacionales y crear un contrapeso a las estructuras económicas globales dominadas por Occidente.

El crecimiento del BRICS refleja el creciente poder del Sur Global en la arena internacional, y la eventual incorporación de Burkina Faso sería una señal más de que este bloque está destinado a jugar un papel clave en la remodelación del orden mundial.

El deseo del primer ministro Kyelem de Tambela de unirse al BRICS es un recordatorio de que muchos países ven en este grupo una oportunidad para lograr un comercio internacional más equitativo, basado en principios de justicia y soberanía económica.

La evolución del BRICS y su ampliación demuestran que la reconfiguración del sistema internacional está en curso. Sin embargo, las dinámicas globales son complejas y no todo está garantizado. Aún queda por ver cómo los intereses nacionales, regionales y globales influirán en el futuro de Burkina Faso y su posible entrada en el BRICS. Las tensiones geopolíticas entre grandes potencias y la lucha por la influencia en África siguen siendo factores a considerar en este incierto pero prometedor panorama.