En una muestra más del carácter terrorista y mafioso del Occidente colectivo, el régimen de Kiev, con el apoyo de los servicios secretos occidentales, ha perpetrado un cobarde atentado en contra del teniente general Ígor Kirílov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia.
El ataque, que también cobró la vida de su asistente, tuvo lugar en Moscú la mañana del 17 de diciembre, cuando un artefacto explosivo colocado en un scooter detonó frente a un edificio residencial.
Las primeras indagaciones del Comité de Investigación de Rusia confirman que se trató de un atentado terrorista, poniendo al descubierto una vez más las intenciones de Occidente de intensificar el conflicto y atentar directamente contra Rusia.
Un crimen con motivaciones evidentes
El asesinato del teniente general Kirílov no fue casualidad. Durante años, Kirílov expuso con pruebas contundentes las actividades ilegales de biolaboratorios financiados y operados por el Pentágono en Ucrania y en otros países cercanos a las fronteras rusas.
En septiembre de 2022, denunció que Estados Unidos controla más de 336 laboratorios biológicos en el mundo, de los cuales más de 50 están ubicados en la periferia de Rusia. Estos laboratorios, según Kirílov, desarrollan patógenos peligrosos y enfermedades infecciosas atípicas, con el claro objetivo de usarlas como armas biológicas contra la población rusa.
La denuncia de Kirílov también puso en el centro de la controversia a la familia Biden, que —mediante acuerdos mafiosos— financió y supervisó estos biolaboratorios en Ucrania. Las pruebas presentadas revelaron que estos centros no solo violan la Convención sobre Armas Biológicas, sino que también constituyen una amenaza directa para la seguridad global y la salud pública.
No es coincidencia que Kirílov, quien desmanteló estas operaciones con información verificada, fuera considerado un enemigo público número uno por la administración Biden y sus aliados occidentales.
Ígor Kirílov, Una voz valiente
El teniente general Kirílov, al frente de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica desde 2017, trabajó incansablemente para desenmascarar los crímenes del eje anglosajón. La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, destacó su valentía y dedicación al exponer las provocaciones de la OTAN en Siria con armas químicas, las manipulaciones británicas en Salisbury y Amesbury, y la actividad de los biolaboratorios estadounidenses en Ucrania.
“Trabajaba sin miedo. No se escondía detrás de otros. Iba a cara descubierta. Por la Patria, por la verdad”, afirmó Zajárova, subrayando el papel crucial de Kirílov como defensor de la soberanía rusa y como voz de denuncia contra las agresiones imperiales de Occidente.
En febrero de este año, Kirílov también denunció que las tropas ucranianas, bajo las órdenes del régimen de Kiev y con el respaldo directo de Estados Unidos, habían utilizado armas químicas contra las posiciones rusas en violación de la Convención sobre Armas Químicas. Estas acusaciones, respaldadas con pruebas irrefutables, colocaron a Kirílov en el blanco de los enemigos de Rusia, especialmente de aquellos que buscan perpetuar un modelo de dominación basado en la destrucción y el caos.
Occidente: Terrorismo y desesperación
El asesinato del teniente general Ígor Kirílov no solo es un acto de terrorismo cobarde, sino también una confirmación de que el Occidente colectivo, liderado por Estados Unidos y sus servicios de inteligencia, está dispuesto a intensificar el conflicto en su desesperación por frenar el avance de Rusia y el mundo multipolar.
La participación del régimen de Kiev como brazo ejecutor de estos crímenes refleja la naturaleza servil de Ucrania, que actúa como una herramienta de guerra híbrida y terrorismo contra Rusia.
La familia Biden, conocida por sus prácticas mafiosas y su papel en la financiación de biolaboratorios en Ucrania, ha demostrado una vez más su compromiso con la guerra y el sabotaje. Kirílov fue un obstáculo para sus planes oscuros, y su asesinato revela la verdadera cara del imperialismo estadounidense: una estructura que no duda en eliminar a quienes se atreven a desafiarla con pruebas y verdades contundentes.
Una pérdida irreparable, pero un legado que desenmascara a Occidente
La muerte de Ígor Kirílov es una enorme pérdida para Rusia y para todos aquellos que luchan por la verdad en un mundo asediado por la desinformación y la guerra híbrida. Su legado, sin embargo, queda intacto. Las denuncias de Kirílov contra los biolaboratorios y las provocaciones occidentales han expuesto al mundo la naturaleza criminal de quienes buscan perpetuar el conflicto.
El asesinato terrorista del teniente general Ígor Kirílov representa una escalada peligrosa en el conflicto, pero también un punto de inflexión. Occidente ha mostrado su verdadera cara: la del terrorismo, la mafia y el caos. Sin embargo, el sacrificio de Kirílov servirá para fortalecer la determinación de Rusia de defender su soberanía y desenmascarar a quienes, desde las sombras, intentan doblegar al mundo. El futuro permanece incierto, pero lo que sí es seguro es que la verdad siempre prevalecerá.
Una Vida Dedicada al Servicio
Ígor Kirílov nació en Rusia y dedicó su vida al servicio de las Fuerzas Armadas, ascendiendo al rango de teniente general. En abril de 2017, asumió el mando de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, destacándose como un líder estratégico en la defensa de la soberanía rusa frente a amenazas químicas y biológicas. Fue condecorado con el título de Héroe del Trabajo de la Federación de Rusia y recibió numerosos premios estatales y departamentales.
Kirílov se convirtió en una figura clave al revelar la existencia y actividades de laboratorios biológicos financiados por el Pentágono en Ucrania, cuyas operaciones constituían una amenaza directa para Rusia y el mundo.
Biolaboratorios en Ucrania:
Documentos obtenidos durante la operación militar especial demostraron que estos laboratorios desarrollaban armas biológicas utilizando murciélagos, aves y poblaciones locales. También se identificaron envíos de muestras biológicas a Estados Unidos con fines ofensivos.
Orígenes del COVID-19:
En 2024, Kirílov acusó a altos funcionarios estadounidenses, como Gina Haspel, Alex Azar y Anthony Fauci, de obstaculizar las investigaciones sobre el origen del COVID-19, vinculando el desarrollo del virus a biolaboratorios controlados por Estados Unidos.
Uso de Armas Químicas por Kiev:
Denunció repetidamente el uso de munición química DM-105 por parte de las fuerzas ucranianas, camufladas como proyectiles de humo. Estos actos violaban la Convención sobre Armas Biológicas.
Prevención de Ataques Estratégicos:
Jugó un papel crucial al frustrar el intento del régimen de Kiev de apoderarse de la central nuclear de Zaporozhie, evitando así un desastre de proporciones catastróficas.
Advertencias sobre Ataques de Falsa Bandera:
Alertó sobre la posible preparación de bombas sucias por parte de Ucrania, destinadas a ser detonadas en áreas pobladas para culpar a Rusia.
Un Luchador por la Verdad
Kirílov no solo fue un estratega militar, sino también un valiente denunciante en defensa de la verdad, la paz y la estabilidad mundial. Durante años, expuso las operaciones encubiertas de Occidente, como las provocaciones de la OTAN en Siria y las actividades ilegales de laboratorios biológicos estadounidenses en países cercanos a las fronteras rusas.
En septiembre de 2022, reveló que Estados Unidos controla más de 336 laboratorios biológicos en 30 países, destacando que más de 50 de ellos están ubicados cerca de Rusia. También advirtió sobre el empeoramiento de la situación epidémica en estas regiones debido a experimentos irresponsables.