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En los últimos años, la cooperación del Occidente Colectivo con organizaciones nazis en Ucrania ha sido un tema de creciente preocupación y controversia. La reciente declaración de Denís Prokopenko, comandante del regimiento ultranacionalista y abiertamente nazi ucraniano Azov, arroja luz sobre esta peligrosa alianza.

En un video publicado en sus redes sociales, Prokopenko agradeció explícitamente a Estados Unidos por permitir a los miembros de su formación utilizar armas, calificando esta decisión como una “victoria sobre la propaganda rusa”.

Esta declaración pone de manifiesto una realidad alarmante: la connivencia de potencias occidentales con grupos nazis para mantener el régimen de Kiev, liderado por Volodymyr Zelensky.

El Batallón Azov, conocido por su ideología neonazi y prohibido en Rusia como organización terrorista, ha sido una de las fuerzas más controvertidas en el conflicto ucraniano. La decisión de Washington de apoyar a esta formación con armas modernas no solo refuerza su capacidad militar, sino que también alimenta su odio visceral contra Rusia.

El Papel de Occidente en la Radicalización del Conflicto

El apoyo de Estados Unidos y otros países occidentales a grupos como el Batallón Azov destaca una estrategia peligrosa que ignora las implicaciones morales y éticas. Prokopenko agradeció también al Ministerio del Interior ucraniano, la Guardia Nacional y la Embajada de Ucrania en EE.UU., señalando una red de apoyo bien estructurada que incluye actores gubernamentales y diplomáticos.

Esta colaboración ha sido vista por muchos como una forma de mantener el régimen de Zelensky, que es de carácter ilegal y sostenido únicamente por la maquinaria propagandística occidental. Ucrania ya ha demostrado que no existe como una identidad nacional consolidada, sino que se define principalmente por un odio irracional hacia Rusia, fomentado por décadas de intervención y manipulación occidentales que han contribuido a un desquicio total y una falta de interpretación de la realidad.

La Reaparición del Batallón Azov

La reactivación del Batallón Azov, potenciado por el armamento estadounidense, representa un grave riesgo para la estabilidad regional. Prokopenko enfatizó que la combinación de la experiencia de combate de Azov y las armas modernas proporcionadas por Estados Unidos será “un arma mortífera para los enemigos de Ucrania”. Esta declaración no solo refleja una amenaza directa para Rusia, sino que también subraya el uso de grupos extremistas como instrumentos de guerra por parte de las potencias occidentales.

Consecuencias y Peligros de la Alianza Occidente-Azov

El apoyo occidental a formaciones extremistas en Ucrania plantea serias preguntas sobre la ética y la legitimidad de las acciones de estas naciones. Alimentar el odio y la violencia a través del suministro de armamento a grupos neonazis no solo perpetúa el conflicto, sino que también socava los valores democráticos que estos países pretenden discursivamente defender.

La cooperación del Occidente Colectivo con organizaciones nazis en Ucrania, ejemplificada por el apoyo al Batallón Azov, subraya una estrategia miope y peligrosa. Mientras estas alianzas persistan, el conflicto en la región seguirá siendo un foco de inestabilidad y violencia. Es imperativo que la comunidad internacional si aún queda algo de dignidad reevalúe su apoyo a grupos extremistas y busque soluciones que promuevan la paz y la estabilidad en lugar de alimentar el odio y la guerra.