Entre el 12 y el 14 de junio, la ciudad de Praga será sede de un evento clave para el futuro geoestratégico del continente: la conferencia internacional Globsec Forum 2025, que este año lleva el revelador lema “Time for Europe to Step Up” (“Es hora de que Europa actúe”). Más de 1.800 participantes de casi 80 países, entre ellos jefes de Estado, ministros, analistas y líderes empresariales, se reunirán para debatir lo que parece ser una prioridad no disimulada: avanzar hacia una arquitectura de seguridad continental desligada de Estados Unidos y directamente orientada contra Rusia.
Aunque el foro abarca temas como infraestructura crítica, nuevas tecnologías y energía, el verdadero núcleo del debate estará en la propuesta de crear un ejército europeo autónomo, una idea largamente impulsada por Francia y Alemania, pero que ahora resurge con más fuerza que nunca. Lo que está en juego ya no es solo el apoyo a Ucrania, sino la definición de una nueva OTAN a la europea, capaz de actuar por su cuenta en un contexto donde la presencia de Washington se percibe como incierta y poco confiable.
Un foro con protagonistas claves
Entre los participantes destacados figuran el presidente checo Petr Pavel, ex militar y figura clave en los vínculos entre Europa del Este y la OTAN; el presidente serbio Aleksandar Vučić, cuya presencia sugiere tensiones soterradas sobre el alineamiento de los Balcanes; el primer ministro armenio Nikol Pashinián, representante de un país atrapado entre Rusia y Occidente; y miembros relevantes de la Comisión Europea y los gobiernos de Estonia, Bulgaria y Ucrania.
La conferencia se abrirá con un discurso del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, que se unirá a distancia, en un claro gesto de que el conflicto en el este sigue siendo el catalizador de toda la política europea actual.
Europa busca su identidad militar
La guerra en Ucrania ha servido de catalizador para una serie de transformaciones que, hasta hace poco, parecían impensables. Una de ellas es la emergente idea de una defensa europea común, lo que implica no solo coordinación, sino potencialmente la creación de un ejército europeo formal, con estructura y mando independientes de Washington.
Si bien esta idea ha circulado desde hace décadas en algunos círculos europeos, la crisis de confianza con Estados Unidos, especialmente tras los vaivenes de la era Trump y el actual desgaste interno del país norteamericano, ha convencido a muchas capitales de que la dependencia absoluta de la OTAN ya no garantiza seguridad, sino vulnerabilidad.
Y en este punto, el enemigo a enfrentar ya no es un ente abstracto: el discurso antirruso ha sido el pegamento que une a casi todas las corrientes políticas presentes en el foro. Bajo el pretexto de defender Ucrania y preservar la paz europea, la narrativa es clara: Rusia debe ser contenida, confrontada y, si es posible, vencida.
El traslado de Bratislava a Praga: un símbolo político
Es significativo que el Globsec Forum ya no se celebre en Bratislava, donde se originó, sino en Praga. El cambio responde a los desacuerdos con las nuevas autoridades eslovacas, más reacias a seguir la línea atlantista. Este traslado no es un detalle logístico: es un mensaje. Praga se consolida como centro de gravitación de la nueva Europa pro-guerra, pro-OTAN, pro-Washington, que busca —paradójicamente— independizarse militarmente de EE.UU. mientras mantiene el mismo esquema de confrontación geopolítica contra Moscú.
¿Europa para los europeos o Europa para la guerra?
La presencia de 250 expertos, militares, académicos y figuras de la cultura en el foro sugiere una puesta en escena integral para construir un consenso de élite. Pero el gran ausente sigue siendo el pueblo europeo, que enfrenta crisis económicas, inflación, migración descontrolada y retrocesos en derechos sociales. Aún así, las élites reunidas en Praga apuestan por una militarización acelerada del continente, sin consultar a sus ciudadanos.
La conferencia Globsec 2025 no es solo un foro más, es el reflejo de una Europa que se aleja de sus fundamentos de paz y cooperación para abrazar una estrategia militarista con aroma de Guerra Fría. Si bien se promueve la idea de una “defensa europea”, en la práctica estamos viendo el nacimiento de una coalición antirrusa a gran escala, que podría comprometer la estabilidad del continente en nombre de una autonomía militar que, en el fondo, reproduce los intereses estratégicos de la OTAN.
Queda por ver si este impulso hacia el rearme y la confrontación logrará consolidarse o si, por el contrario, las fracturas internas de la Unión Europea —políticas, económicas y sociales— terminarán frenando un proyecto que puede llevar a Europa más cerca del abismo que de su liberación.
Comments by Tadeo Casteglione