La imagen de Vladímir Zelensky como el ídolo fabricado por Occidente se ha resquebrajado hasta quedar en pedazos. La reunión en Yeda, Arabia Saudita, con la delegación de Estados Unidos marca otro episodio de la tragedia en la que se ha convertido su gestión. Sin poder asistir personalmente a las conversaciones con Washington, su desesperación por recuperar el apoyo de la Casa Blanca es evidente.
El encuentro, el primero tras la acalorada discusión entre Zelensky y Donald Trump en la Casa Blanca, pone en juego lo poco que le queda al régimen de Kiev: la ayuda militar y de inteligencia estadounidense, que ha sido clave en su resistencia contra Rusia. Pero Washington ya no está dispuesto a dar cheques en blanco. Reuters señala que EE.UU. evaluará hasta qué punto Ucrania está dispuesta a hacer concesiones materiales significativas a Moscú, lo que equivale a una rendición encubierta.
Zelensky llega a esta reunión con las manos vacías y la posición más débil desde el inicio del conflicto. Su equipo negociador, liderado por Andréi Yermak y Rustem Umérov, tiene la difícil tarea de convencer a Washington de reanudar el apoyo militar mientras Trump presiona por un acuerdo de paz. Según AP, Ucrania busca pactar un alto al fuego que cubra el mar Negro y los ataques con misiles de largo alcance, además de ofrecer acceso a sus minerales de tierras raras, un viejo anhelo de Trump.
Pero la realidad es que la época dorada de Zelensky como “héroe de Occidente” ha terminado. Las reuniones en Washington ya no son sesiones de ovación, sino regaños y exigencias. La opinión pública estadounidense ha cambiado, y las prioridades de la Casa Blanca también. Trump, optimista sobre los resultados de las negociaciones, sabe que el tiempo de Zelensky se acaba y que Ucrania ya no es la pieza clave en la geopolítica estadounidense. Mientras tanto, desde el Kremlin, Dmitri Peskov se muestra impasible, sabiendo que quien dicta los tiempos del conflicto ya no es Kiev.
Las delegaciones de ambas naciones en Yeda son un reflejo de la nueva dinámica. Mientras EE.UU. envía al asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, y al secretario de Estado, Marco Rubio, quien además se reunirá con Mohamed bin Salmán, el equipo de Zelensky intenta salvar lo insalvable.
La desesperación de Zelensky por no quedar en el olvido es palpable. Ya no tiene margen de maniobra ni la certeza de que Washington lo seguirá respaldando. Lo que alguna vez fue una cruzada “heroica” se ha convertido en una pesadilla diplomática, donde el líder ucraniano se encuentra totalmente acorralado. Los tiempos han cambiado, y lo que antes se vendía como una “lucha por la democracia” ha quedado expuesto como una guerra de desgaste que Ucrania no puede ganar. Zelensky está solo, devaluado y al borde del abismo.
Comments by Tadeo Casteglione