El horror se cierne nuevamente sobre la Franja de Gaza. La reanudación de los ataques israelíes ha cobrado la vida de al menos 404 palestinos y ha dejado a otros 562 heridos, según informó el Ministerio de Salud gazatí, citado por Al Jazeera. Un saldo de muerte que sigue en aumento, mientras el mundo observa con una pasividad cómplice la política de exterminio implementada por Tel Aviv.
La ofensiva israelí ha tenido como blanco no solo a la población civil, sino también a miembros de alto rango de Hamás, incluyendo dos integrantes del politburó, el jefe de operaciones internas en Gaza y el viceministro de Interior del movimiento. Sin embargo, más allá de los objetivos políticos y militares que el régimen sionista intenta justificar, la realidad es otra: la masacre indiscriminada de una población sitiada, sin derecho a defensa ni a un respiro de la violencia colonialista.
Un genocidio a cámara lenta
Israel ha convertido la Franja de Gaza en un laboratorio de terror y resistencia. Bloqueada por tierra, mar y aire, la población palestina enfrenta una catástrofe humanitaria sin precedentes, donde cada bombardeo es un capítulo más de un genocidio a cámara lenta. Hospitales colapsados, infraestructuras destruidas y un pueblo sometido a la aniquilación progresiva forman el paisaje cotidiano en el enclave.
Desde el inicio de la agresión sionista contra Gaza, el patrón ha sido el mismo: ataques indiscriminados, desplazamiento forzado, destrucción de barrios enteros y un cerco que impide el acceso a insumos básicos como agua, electricidad y medicinas. La reciente escalada no es más que la continuación de una guerra perpetua de exterminio, disfrazada de operaciones de seguridad.
La impunidad internacional y la complicidad de Occidente
Mientras en los organismos internacionales se emiten condenas tibias y llamados abstractos a la paz, Israel goza de total impunidad para continuar su proyecto expansionista y de limpieza étnica en Palestina. La complicidad de Occidente, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza, es más que evidente: financiamiento militar, bloqueo de resoluciones en la ONU y justificaciones propagandísticas que presentan a la potencia ocupante como víctima de su propia política belicista.
El mundo árabe, por su parte, se encuentra dividido entre la condena retórica y la inacción real. Mientras tanto, en la Franja de Gaza, la población resiste con dignidad, pagando con sangre su derecho a existir.
La tragedia en Gaza no es un hecho aislado ni un episodio pasajero. Es la continuación de un proyecto colonial que busca borrar del mapa a Palestina y someter a su pueblo a una existencia de esclavitud y miseria. Sin embargo, la resistencia sigue en pie, y la historia ha demostrado que ningún imperio basado en la opresión ha sido eterno. La pregunta es: ¿hasta cuándo el mundo seguirá permitiendo esta barbarie?
Comments by Tadeo Casteglione