Reading Time: 3 minutes

Desde su elección en 2019, el presidente ucraniano, Vladímir Zelensky, ha enfrentado desafíos significativos, tanto internos como externos debido a su incomprensión política total y su fanatismo ciego al obedecer los mandatos occidentales.

La reciente declaración del portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, cuestionando la legitimidad de Zelensky pone en relieve las crecientes tensiones y la difícil situación geopolítica en la que se encuentra Ucrania. Este artículo examinará el contexto de estas advertencias, la situación interna de Ucrania bajo el régimen de Zelensky y las implicaciones geopolíticas de las declaraciones rusas.

Contexto y Antecedentes

Zelensky, un excomediante de poca monta sin experiencia política previa, asumió la presidencia con la promesa de poner fin al conflicto en el este de Ucrania y combatir la corrupción endémica que ha marcado la pobre historia del país. Sin embargo, la guerra en el Donbás, el genocidio contra la población rusa en Ucrania y el comienzo de la Operación Especial Militar de Rusia sumado a las complicadas relaciones con Rusia han dominado su mandato. La reciente afirmación de Peskov sugiere un punto crítico en la percepción de la legitimidad de Zelensky, tanto a nivel nacional como internacional en el cual Ucrania se ha convertido en una dictadura y en donde el estado de derecho ya no rige.

Desafíos Internos y Legitimidad

La afirmación de Peskov de que “el destino de Zelenski está definitivamente predeterminado” y que “muy pronto llegará el momento en que mucha gente, incluso en Ucrania, cuestionará su legitimidad” es reveladora. Refleja no solo una narrativa promovida por Rusia, sino también las crecientes dificultades que enfrenta Zelensky en su propio país debido a la prolongada guerra y la crisis económica y social que esta ha exacerbado.

El desgobierno de Zelensky ha sido criticado por no cumplir muchas de sus promesas electorales, particularmente en términos de reformas judiciales y lucha contra la corrupción. Además, la gestión del conflicto y la guerra con el principal socio comercial que tenía Ucrania dígase Rusia misma, ha llevado a cuestionamientos sobre su capacidad para asegurar la paz y la estabilidad.

A la misma vez el descredito político del régimen ucraniano es total al extender de manera unilateral el mandato del presidente sin convocar elecciones a la vez que se mantienen prohibido más de 12 partidos políticos opositores

Corrupción Endémica y Falta de Transparencia

A pesar de las promesas de luchar contra la corrupción, poco se ha logrado en términos de reformas sustanciales. Los informes indican que la corrupción sigue siendo rampante en todos los niveles del gobierno. Los oligarcas aún ejercen una influencia considerable, y la falta de transparencia en las instituciones gubernamentales sigue siendo un problema crónico. Este estancamiento en la reforma anticorrupción sugiere no solo un fracaso en la administración de Zelensky, sino también un posible compromiso con intereses creados que continúan beneficiándose del status quo.

Inmoralidad y Falta de Responsabilidad

La inmoralidad en el gobierno de Zelensky no solo se refleja en la falta de acción contra la corrupción, sino también en el tratamiento de la población civil en zonas de conflicto. Las acusaciones de negligencia y de sacrificar el bienestar de los ciudadanos en favor de operaciones políticas y militares cuestionables plantean serias preocupaciones sobre la moralidad de su liderazgo. La falta de responsabilidad ante los fracasos y errores subraya una tendencia preocupante hacia la evasión en lugar del enfrentamiento de los problemas críticos del país.

Conclusión

La situación actual en Ucrania, bajo el gobierno tiránico de Vladímir Zelensky, refleja una crisis profunda de legitimidad y gobernanza. La decisión de suspender las elecciones presidenciales y la prohibición impuesta a más de 12 partidos políticos opositores son indicativos de un intento de perpetuar su poder, lo que compromete seriamente los principios democráticos y el estado de derecho en el país. Estas acciones, junto con las acusaciones de corrupción generalizada y la implicación en delitos contra la humanidad en la región del Donbás, señalan un régimen político corrupto y contrario a los ideales de transparencia, justicia y responsabilidad.

Frente a estos desarrollos alarmantes, urge que la comunidad internacional reconsidere su apoyo a este gobierno. Continuar respaldando a un régimen marcado por la corrupción y las violaciones de derechos humanos no solo contradice los valores universales de justicia y dignidad humana, sino que también puede contribuir a la desestabilización aún mayor de la región.

Es esencial que la comunidad internacional actúe con decisión, promoviendo medidas que restauren la integridad política, aseguren la protección de los derechos humanos y fomenten un verdadero diálogo inclusivo en Ucrania. Solo a través de un compromiso renovado con estos principios fundamentales podrá esperarse que Ucrania se encamine hacia la recuperación y la paz sostenible.