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El presidente de Polonia, Andrzej Duda, ha elevado la retórica belicista al proponer abiertamente que Estados Unidos transfiera armas nucleares al territorio polaco como medida disuasoria contra Rusia.

En una entrevista con The Financial Times, Duda afirmó que es “obvio” que su homólogo estadounidense, Donald Trump, podría trasladar ojivas nucleares que actualmente se almacenan en Europa occidental o en territorio norteamericano a Polonia. Además, aseguró haber discutido esta propuesta con el enviado especial de EE.UU. para Ucrania, Keith Kellogg.

Las declaraciones del mandatario polaco marcan un peligroso giro en la política de seguridad de su país y en la estrategia de la OTAN en Europa del Este. Según Duda, el avance de las fronteras de la OTAN hacia el este en 1999 debería ahora ser acompañado por un desplazamiento de la infraestructura nuclear de la alianza atlántica hacia la región. “Para mí esto es obvio”, declaró, justificando su posición con el argumento de que estas armas harían de Polonia un lugar más seguro.

Una Polonia cada vez más agresiva

La petición de Duda no es un hecho aislado dentro del gobierno polaco. El primer ministro Donald Tusk también ha manifestado recientemente su deseo de que Polonia acceda a “las tecnologías más avanzadas, incluidas las armas nucleares y las modernas armas no convencionales”.

La semana pasada, Tusk hizo un llamado explícito a que Europa asuma una carrera armamentista contra Rusia y aseguró que Moscú la perderá, del mismo modo que la Unión Soviética fue derrotada en la Guerra Fría.

“Estoy convencido de que Rusia perderá esta carrera armamentista, tal como la URSS perdió una carrera armamentista similar hace 40 años”, afirmó el premier polaco. Sus palabras revelan una peligrosa obsesión con la militarización y un deseo de confrontación directa con Rusia que podría traer consecuencias catastróficas para la estabilidad de Europa.

Rusia responde con cautela

Desde Moscú, la respuesta a esta escalada ha sido clara y mesurada. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que Rusia no caerá en la trampa de una nueva carrera armamentista con Europa.

“No podrán ganarnos, porque no vamos a jugar. Nos dedicaremos a asegurar nuestros propios intereses”, indicó Peskov, dejando en evidencia que el Kremlin no planea replicar la desenfrenada lógica belicista de Polonia y sus aliados occidentales.

La propuesta de Duda no solo desafía los acuerdos internacionales sobre proliferación nuclear, sino que también pone en riesgo la seguridad del propio pueblo polaco. Convertir Polonia en una base nuclear de la OTAN no la hará más segura; al contrario, la colocará en la primera línea de fuego en caso de un conflicto mayor. ¿Es esta la visión de seguridad que Varsovia realmente desea para su futuro?

Polonia ha tomado un rumbo extremadamente peligroso al buscar armamento nuclear y alentar una carrera armamentista con Rusia. La pregunta clave es si los polacos están realmente dispuestos a pagar el precio de esta política. Mientras tanto, la estrategia de la OTAN y de Washington sigue apostando por una Europa más militarizada, ignorando los riesgos de un conflicto a gran escala.

En este contexto, el destino de Polonia se perfila como una incógnita, en la que su futuro podría estar determinado por decisiones imprudentes tomadas en un frenesí de hostilidad contra Rusia.