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Generalmente no se habla mucho ni se realizan análisis serios respecto a la estratégica nación de Turkmenistán, el país “mas neutral del mundo” que cuenta con una importante reserva de gas natural. Su economía en pleno auge, pujante por las nuevas tecnologías traídas desde China e India, realmente ha provocado que Turkmenistán se convierta en un país clave y vital para la región Euroasiática.

Los gobiernos turkmenos han estado trabajando, ya hace un largo tiempo, en su propio proyecto económico nacional con proyección regional que tiene su base en la creación de un mega gasoducto que conecte su país con la India pasando por Pakistán.

Este proyecto de gran envergadura, que ha sido retomado en los últimos años, tras la victoria de los Talibanes ha recibido el nombre de TAPI la cual son las siglas de los países que componen esta gran empresa, Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India.

Este plan estratégico y nacional de Turkmenistán y el gasoducto que atravesaría Afganistán no es un tema nuevo. Argentina tiene mucho que ver con este proyecto, ya en los año 90 la empresa petrolera Bridas del empresario Bulgheroni, estuvo trabajando en Afganistán en este proyecto teniendo el apoyo total del gobierno del presidente Saparmurat Niyazov. Si bien el proyecto fue muy rentable, la situación de inestabilidad de Afganistán logró que se frenara, incluso los gobiernos afganos bajo la tutela de Washington se negaron a firmar con Turkmenistán el desarrollo de esta obra que hubiera beneficiado en gran manera al pueblo afgano y seria revitalizador para toda la región.

Aun así con el paso de los años y el pragmatismo del ex-presidente de Turkmenistán Gurbanguly Berdimuhamedow se logró firmar en el 2015 un acuerdo serio y confiable para la construcción del gasoducto, el cual esta totalmente completo y operativo en la parte turkmena.

Tras la victoria de los Talibanes en Agosto del 2021 y la rápida estabilización de la situación en dicho país (unión de las tribus locales y étnicas en torno al gobierno central de Kabul), y debido a la crisis económica que atraviesa el nuevo gobierno afgano tras el robo y congelamiento de sus reservas internacionales, la propuesta del TAPI retoma su lugar vital en la política regional y el gobierno de los talibanes ya ha asegurado todas las medidas para adelantar el trabajo que supondrá en grandes beneficios para el crecimiento regional, esta vez contando con el apoyo integral de China para lograr dichos objetivos.

Pese a que Turkmenistán, Afganistán y la India están de acuerdo con culminar cuanto antes el tan deseado proyecto, un nuevo conflicto a logrado paralizar momentáneamente las obras. Esto es la inestabilidad política de Pakistán tras el golpe parlamentario que produjo el derrocamiento del Primer Ministro Imran Khan. De esta manera el nuevo gobierno interino de Pakistán respondiendo a los intereses occidentales y en contra del mismo desarrollo y planificación de crecimiento de su país, ha decidido ralentizar la continuidad del proyecto por lo cual todo parece aun quedar en una etapa embrionaria.

La importancia estratégica del TAPI para Turkmenistán es innegable, ya que la infraestructura existente está diseñada en gran medida para acomodar el flujo de gas turkmeno, hacia el este a China o hacia el norte a Rusia. Turkmenistán no tiene la infraestructura de transporte para transportar gas a nuevos mercados por sí solo. Lo que la condiciona a la infraestructura de gasoductos heredados tras el colapso de la Unión Soviética y esto significa que Rusia tiene un control casi total sobre el envío al extranjero de gas turkmeno. Sin embargo, desde 2009, China ha reemplazado a Rusia como el pilar del negocio del gas y los ingresos de exportación de Turkmenistán.

Por lo tanto, no tiene influencia real en las negociaciones del precio del gas con Rusia o China. Para que Turkmenistán tenga sus propios recursos de gas natural, deberá abrir nuevas rutas de transporte de energía para diversificar las exportaciones a nuevos mercados, facilitando así el suministro de gas a precios más altos, de esto se trata el TAPI.

Sobre el porque y las razones de tanto sabotaje a este estratégico proyecto (Invasión de Afganistán, desestabilización constante, golpe de estado en Pakistán, entre otros obstáculos) probablemente la respuesta esté en Occidente. Desde donde se ha atacado durante décadas al proyecto de gobierno popular de Turkmenistán, que sostiene la ideología de máximo bienestar para el pueblo, lo cual contradice y atenta contra el proyecto global unipolar. Occidente ha gastado millones de dólares a través de plataformas propagandísticas como “Radio Free Asia” para sembrar mentiras, provocaciones y hasta rebeliones contra el gobierno de Niyazov y luego contra los Berdimuhamedow.

El proyecto TAPI que representa las soberanías nacionales de Asia Central y el sur de Asia no debe ser ignorado ya que por su importancia, tanto de valor material como civilizadora, se ha invertido miles de millones de dólares tanto para construirlo como para destruirlo.