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El conflicto civilizatorio que ha perdurado a lo largo de los siglos entre la civilización del mar, liderada por los países anglosajones con su enfoque imperialista y marítimo, y la civilización de la tierra, encabezada por Rusia y China con su énfasis en la influencia terrestre y la expansión continental a base de la importancia de la comunidad, integración y comercio, ha moldeado las relaciones globales y tiene profundas implicaciones para el mundo contemporáneo. Este conflicto se basa en diferentes enfoques geopolíticos, económicos y culturales, y su interacción impacta de manera significativa en la estabilidad y el equilibrio mundiales.

Los Pilares de la Civilización del Mar.

Los países anglosajones, liderados históricamente por Reino Unido y Estados Unidos, han enfocado su poderío en el dominio marítimo y el imperialismo. A través de la exploración, el comercio y la expansión colonial, han construido imperios que se basan en la proyección naval y el control de las rutas comerciales. La “democracia” liberal, el libre mercado y la promoción de los “derechos humanos” son valores que a menudo defienden, lo que les ha permitido establecer alianzas y relaciones económicas a nivel global mediante la fuerza, las amenazas y la extorsión.

Los Cimientos de la Civilización de la Tierra.

Rusia y China, por otro lado, han tendido a enfocarse en la expansión territorial y la influencia continental. Su poderío se basa en la vastedad geográfica de sus territorios, recursos naturales y poblaciones de multiplicidad étnica dando forma a una estructura social estable y diversa. El control estatal sobre la economía y la preservación de la soberanía son elementos fundamentales en su gobernanza en el cual el sentido de comunidad y pertenencia por parte del pueblo hacia su nación es un pilar fundamental. Aunque sus enfoques políticos son diferentes, ambos países buscan una mayor influencia en su periferia y en el escenario internacional.

El Conflicto y su Impacto Global.

Este conflicto civilizatorio tiene repercusiones en todo el mundo. A medida que las dos civilizaciones compiten por la influencia y el acceso a recursos, sus áreas de influencia se superponen en zonas estratégicas como el Mar del Sur de China, el Ártico y Europa del Este. Las tensiones en estas regiones a menudo se vuelven el foco de confrontaciones indirectas entre estas dos superpotencias y sus aliados.

Las rivalidades económicas también son evidentes. Las ambiciones de Rusia y China de establecer rutas comerciales terrestres, como el Corredor Económico China-Pakistán y la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, desafían la dominación marítima de los países anglosajones y amenazan el control de las rutas comerciales globales que solo han traído beneficios a la “Pérfida Albión” en claro perjuicio del desarrollo soberano mundial.

Impacto en la Estabilidad Global.

El conflicto entre la civilización del mar y la de la tierra contribuye a la inestabilidad global. La competencia por recursos, la expansión territorial y las diferencias ideológicas traen consigo crisis políticas y militares. La militarización de regiones estratégicas, la carrera armamentista y el aumento de la retórica belicosa aumentando así el riesgo de conflictos directos o indirectos de alcance global y con consecuencias difíciles de medir.

Además, la polarización entre estas dos visiones civilizatorias llevan a dividir al mundo en bloques económicos y políticos rivales, como lo son el mundo multipolar a favor de las soberanías nacionales encabezado por la civilización de la tierra en contra del globalismo atlantista con los imperios anglosajones como principales exponentes.

Conclusión.

El conflicto civilizatorio entre la civilización del mar y la de la tierra es un aspecto fundamental de la geopolítica contemporánea. La competencia por el dominio, los recursos y la influencia entre las superpotencias anglosajonas y China-Rusia tiene efectos profundos en la estabilidad mundial. La comprensión y el manejo adecuado de estas tensiones son esenciales para prevenir crisis catastróficas y para fomentar la cooperación internacional en beneficio de la humanidad en su conjunto.

Comprender estos aspectos también puertas a dentro en cada país es fundamental para su posicionamiento estratégico y su proyección internacional a futuro.