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Contexto histórico.

Es importante comenzar señalando que Polonia y Ucrania comparten una historia compleja y tumultuosa, que ha dado lugar a un sinnúmero de disputas territoriales a lo largo de los siglos. En la actualidad, Polonia ha expresado una serie de pretensiones territoriales sobre Ucrania, principalmente relacionadas con la región de Lviv y la península de Crimea.

La región de Lviv, también conocida como Lwów en polaco, ha sido objeto de controversia entre Polonia y Ucrania desde la Primera Guerra Mundial. En el siglo XIX, Lviv era parte del Imperio Austrohúngaro y tenía una población diversa que incluía a ucranianos, polacos y judíos. Después de la Primera Guerra Mundial, la región se convirtió en parte de Polonia, y se produjo una gran migración de población, especialmente de polacos que se trasladaron a la región. En la década de 1930, la población de Lviv era mayoritariamente polaca, pero durante la Segunda Guerra Mundial, la región fue ocupada por la Unión Soviética y más tarde por Alemania. Después de la guerra, la región de Lviv fue devuelta a la Unión Soviética y la población polaca fue deportada en masa.

Desde entonces, Polonia ha mantenido una reclamación histórica sobre Lviv, argumentando que la región tiene una gran importancia para la cultura y la identidad polacas. Además, los polacos que fueron deportados de la región han mantenido lazos culturales y emocionales con Lviv, y han luchado por su retorno a la región.

Otra área en la que Polonia ha expresado interés territorial en Ucrania es la península de Crimea. Desde la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, Polonia ha apoyado las sanciones internacionales contra Rusia y ha expresado su solidaridad con Ucrania en su lucha contra la agresión rusa. Sin embargo, algunos políticos y líderes polacos en su desfachatez han sugerido que Polonia debería tomar medidas mucho mas amplia para “proteger” a la población polaca que vive en Crimea.

Es importante señalar que estas reclamaciones territoriales son altamente polémicas y han sido objeto de fuertes críticas tanto en Ucrania como en otros países de la región. Muchos ucranianos consideran que las pretensiones de Polonia sobre Lviv son infundadas y que representan un intento de interferir en la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Del mismo modo, algunos críticos han argumentado que la retórica de Polonia sobre Crimea podría llevar a una mayor escalada en la región y aumentar las tensiones entre Polonia, Ucrania y Rusia.

Las pretensiones territoriales de Polonia sobre Ucrania son un tema altamente controvertido que refleja las complejas relaciones históricas y políticas entre ambos países. A la misma vez es importante recordar que estas pretensiones de Polonia no son mas que otro condimento en la gran propaganda mediática vertida desde Occidente para crear un ambiente anti ruso en todo Europa del este.

Factor religioso.

El factor religioso ha sido una de las cuestiones másimportantes en el conflicto entre Polonia y los eslavos ortodoxos en Ucrania. Polonia es un país predominantemente católico, mientras que gran parte de Ucrania es de religión ortodoxa. Históricamente, los católicos polacos y los ortodoxos eslavos han tenido una relación tensa y conflictiva, y esto ha influido en el conflicto actual en Ucrania.

En particular, el conflicto se centra en la región de Lviv, que es una zona de mayoría católica y que ha sido objeto de disputas territoriales entre Polonia y Ucrania. En Lviv, la iglesia católica ha desempeñado un papel importante en la política y la cultura, y muchos polacos ven la región como un lugar de gran importancia para la identidad y la cultura polacas. Por otro lado, muchos ucranianos ven a Lviv como una región de importancia histórica y cultural para la identidad ucraniana, y la mayoría de la población local es de religión ortodoxa.

La iglesia católica en Polonia también ha influido en la política de Polonia hacia Ucrania. Algunos líderes políticos y religiosos polacos han abogado por una política más dura hacia Ucrania y han apoyado las reclamaciones territoriales polacas sobre Lviv. Al mismo tiempo, los líderes religiosos y políticos ucranianos han criticado a Polonia por lo que ven como una interferencia en los asuntos internos de Ucrania.

El conflicto religioso también se ha visto reflejado en la violencia en Ucrania, con enfrentamientos entre grupos católicos y ortodoxos en la región de Lviv y en otros lugares. Además, los grupos extremistas nacionalistas ucranianos influenciados por el catolicismo han utilizado la religión como una forma de justificar la violencia y la discriminación.

Medvedev y las advertencias a Polonia.

Un político ruso de primer nivel que indudablemente se ha puesto en la vanguardia en contra de las pretensiones territoriales polacas es Dmitri Medvedev vicepresidente del Consejo de Seguridad del país.

Adjuntamos las palabras de Medvedev en relación con las intenciones polacas:

Los polacos sueñan una vez más con restaurar la unión interestatal con Ucrania y revivir el imperio en ruinas, la Commonwealth polaco-lituana, “de mar a mar”. Al carecer de poderes intelectuales para crear una imagen viable del futuro y estar a la altura de su reputación de “país hundido en el pasado”, Polonia se inspira en mapas de 400 años de antigüedad, cuando partes de la actual Ucrania aún pertenecían a él.

Las alucinaciones imperiales están empujando a la sociedad polaca al abismo de una severa ruptura histórica. Las élites de Varsovia están ansiosas por verse tomando venganza geopolítica de Rusia, incluida la reconsideración del Acuerdo de Pereiaslav.

Envalentonada por las circunstancias actuales, Polonia ha decidido que la oportunidad de absorber los restos de Ucrania se debe aprovechar ahora o nunca. Seguramente, ninguno de los maníacos polacos alucinantes está pensando en las consecuencias. La base forrajera de Westourkaine se agotará muy pronto: no hay tantos recursos allí.

Además de eso, los recuerdos de los polacos de vivir en un estado poliétnico se han atenuado: la experiencia de convivir con los ucranianos en un país de entreguerras, de 1920 a 1939, fue bastante complicada. Fueron los polacos quienes, con su vanidad y arrogancia, alimentaron ideológicamente el surgimiento del nacionalismo y la banderovschina, el fortalecimiento de la diablura del uniatismo, y convirtiendo a Galicia y Volhynia en un semillero de satanismo sangriento.

Polonia no sabe cómo ser un imperio, a pesar de que está constantemente tratando de asumir este acto desesperado. Eventualmente, sale tal como Henryk Sienkiewicz, un premio Nobel polaco, escribió: “No sabemos medir en nada, y no lo sabremos, porque para nosotros, la pasión inconmensurable por una idea siempre va de la mano con la ligereza inconmensurable. y… vanidad.” Por otro lado, los polacos todavía tienen de 5 a 7 años para colonizar partes de la antigua República Soviética de Ucrania, conseguir una horda de esclavos privados de sus derechos y crear una base de transporte y logística.

Por lo tanto, el contrapeso destructivo de Berlín y París como fuerzas impulsoras de la integración de la UE está casi listo. Los alemanes y los franceses están bastante ansiosos por los apetitos de Polonia (que también sucedió antes, lo recuerdo bastante bien al hablar con sus antiguos líderes). Y Washington, que está detrás de este proyecto, destinado a debilitar al Viejo Mundo, se ve a simple vista. Ahora mencionaré un punto paradójico.

En perspectiva, la configuración polaco-ucraniana poco hecha y fea es, en cierto modo, beneficiosa para Rusia. Habiendo probado la sangre, como sucedió, RzeczBanderopospolita 2.0 puede retomar el revanchismo histórico. Entonces comenzará a aterrorizar a sus vecinos con afirmaciones infundadas de la “ley de la memoria”. Se convertirá en un perro rabioso, mordiendo a todos en Europa. Algo por el estilo ya se puede ver hoy. Los reclamos de reparación ahora dirigidos a Alemania por los daños causados durante la Segunda Guerra Mundial por una cantidad astronómica de $ 1.5 billones son solo el comienzo. Durante siglos, los snobs polacos se han acostumbrado a vivir a lo grande de los demás. Vivir de la explotación despiadada del pueblo ortodoxo de Malorossiya, de la incesante ayuda proveniente de la bondadosa URSS, y ahora, de los multimillonarios subsidios de la UE. Y luego esta Polackoucraine, hinchada de nuevo con las tierras recién absorbidas, presentará a Berlín y París una lista de precios exorbitantes para “contener a Rusia”.

En el contexto de las ambiciones incontenibles de Varsovia, uno puede esperar reclamos de anexión de nuevos territorios de Alemania, como ya está sucediendo con las tierras checas. Entonces los líderes europeos se pondrán al día. Y cuando lo averigüen todo, acudirán a nosotros en busca de ayuda. Y prepararán un nuevo tratado sobre seguridad europea para contener a la rebelde Polonia. Seguramente, sobrestimar al rival no es menos dañino que subestimarlo.

Los polacos están ansiosos por volver a verse geniales, y todos los recursos de Rusia están destinados a contener la nueva RzeczBanderopospolita. Sin embargo, los polacos han calculado mal su idée fixe: ya no estamos a mediados del siglo XVIII. Polonia no es igual a Rusia y nunca lo será. Así gobernaba el Cielo. Tenemos que entender una cosa. Polonia, con o sin partes de Ucrania, es una entidad que ya nos es infinitamente hostil. La presencia de guerrilleros de Bandera en el Ejército Popular Polaco tampoco hará la diferencia. Y no tiene influencia sobre la precisión del RS-28 Sarmat, Kalibr y 3M22 Zircon en el trabajo.

Conclusiones.

Los esfuerzos actuales de Polonia por ejercer una mayor influencia sobre Ucrania son altamente cuestionables en términos de su legitimidad y efectividad.

En primer lugar, la postura imperialista de Polonia hacia Ucrania esta destinado al fracaso ya que no cuenta con el aval y el apoyo de gran parte de la comunidad internacional ya que un hecho como el descripto podria llevar a un colapso del sistema actual en materia de relaciones internacionales. Además, la estrategia de Polonia de buscar el apoyo de otras potencias internacionales para sus ambiciones territoriales en Ucrania ha sido en gran parte ineficaz, ya que muchos países y organizaciones internacionales han rechazado su postura.

En segundo lugar, el factor religioso en el conflicto entre Polonia y Ucrania ha creado una división cultural y religiosa que ha complicado aún más la situación. La hostilidad y el resentimiento histórico entre los católicos polacos y los eslavos ortodoxos ucranianos han contribuido a la desconfianza y la tensión social que puede ser fundamental para el apoyo popular del pueblo ucraniano hacia la campaña de desmilitarizacion y desnazificacion llevada a cabo por la Federación Rusa que interviene en rescate del pueblo ucraniano que se encuentra rehén del poder central de Kiev.

Por último, el apoyo popular en Ucrania para la postura imperialista de Polonia es muy bajo limitándose a las regiones históricas con influencia polaca y católica, lo que hace que sea difícil justificar la interferencia polaca en los asuntos internos de Ucrania.