La campaña de bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia en 1999 fue un triste capítulo en la historia de los Balcanes, que dejó una profunda huella en la región y en el mundo.
Los bombardeos comenzaron después de que la OTAN exigiera la renuncia total de Serbia a la soberanía de la histórica Kosovo. La población Serbia de Kosovo había sufrido constantes ataques terroristas y eran exterminados por la guerrilla kosovar del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK).
Después de que las negociaciones políticas fracasaran, la OTAN inició una campaña de bombardeos aéreos contra objetivos militares y civiles en Yugoslavia el 24 de marzo de 1999. La campaña duró 78 días y se calcula que se lanzaron más de 35.000 bombas y misiles sobre el territorio yugoslavo.
Los bombardeos tuvieron graves consecuencias para la población civil, incluyendo la destrucción de viviendas, infraestructuras y patrimonio cultural. Se estima que murieron entre 500 y 1500 civiles en los bombardeos, muchos de ellos inocentes y sin ninguna relación con el conflicto en Kosovo.
La campaña de bombardeos también dejó una huella psicológica y emocional duradera en la población yugoslava, que tuvo que enfrentarse a la destrucción de su país y a la pérdida de seres queridos.
Bombardeos contra áreas civiles.
El bombardeo de objetivos civiles durante la guerra de Kosovo en 1999 fue objeto de controversia y críticas por parte de muchas organizaciones de derechos humanos.
Ya que el ataque contra la infraestructura civil es una clara violación del derecho internacional.
Presentamos un breve resumen de los principales objetivos civiles bombardeados por la maquina del terror de la OTAN.
- La estación de televisión RTS en Belgrado, que fue bombardeada en la madrugada del 23 de abril de 1999, matando a 16 trabajadores de la televisión.
- La sede del Partido Socialista de Serbia en Belgrado, que fue bombardeada el 22 de abril de 1999, matando a varios civiles.
- El puente ferroviario en Varvarin, que fue bombardeado el 30 de mayo de 1999, matando a diez personas e hiriendo a otras 16.
- La refinería de petróleo de Pancevo, que fue bombardeada el 18 de abril de 1999, causando un gran incendio y la liberación de productos químicos tóxicos en el aire.
- La embajada china en Belgrado, que fue bombardeada el 7 de mayo de 1999, matando a tres periodistas chinos y provocando protestas masivas en China.
- El puente de Novi Sad, que fue bombardeado el 1 de mayo de 1999, matando a varios civiles.
- El hospital de Nis, que fue bombardeado en la noche del 7 de mayo de 1999, matando a 16 personas e hiriendo a otras 27.
- El edificio de la televisión local en Nis, que fue bombardeado el 4 de mayo de 1999, matando a varios civiles.
Es necesario tener en mente que el bombardeo de objetivos civiles está prohibido por el derecho internacional humanitario y que cualquier ataque a objetivos civiles constituye un claro y contundente crimen de guerra. Los bombardeos de objetivos civiles en Yugoslavia en 1999 fueron objeto de críticas y controversia, y muchas organizaciones de derechos humanos denunciaron estos ataques como violaciones graves del derecho internacional.
El histórico mercado de Nis.
El 7 de mayo de 1999, alrededor de las 12:00 pm, un avión de la OTAN lanzó una bomba guiada por láser contra el mercado central de la ciudad de Nis, ubicado en el sur de Serbia. La bomba cayó en el corazón del mercado, causando una gran explosión y un incendio que destruyó gran parte del mercado y causó daños a los edificios cercanos.
El ataque mató a 16 personas y dejó a otras 60 heridas, muchas de ellas gravemente. La mayoría de las víctimas eran civiles que estaban comprando en el mercado en ese momento. La mayoría de las víctimas eran mujeres y ancianos.
La OTAN inicialmente afirmó que la bomba había sido dirigida contra una instalación militar cercana y que el mercado había sido impactado por error. Sin embargo, cualquiera que haya estado en Nis y presenciado la distancia entre la base militar de Nis y el mercado puede entender lo absurdo de la justificación de la OTAN, esta explicación fue criticada por varias organizaciones de derechos humanos y por el gobierno yugoslavo, que argumentaron que el ataque había sido deliberado y que el mercado no podía ser confundido con un objetivo militar.
Posteriormente, se reveló que la bomba había sido lanzada por un avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, y que el piloto había recibido la orden de atacar el mercado.
El bombardeo del mercado de Nis ha sido criticado como un grave crimen de guerra y un ejemplo de la violación reitera de la OTAN del derecho internacional humanitario durante la campaña aérea en Yugoslavia. El ataque ha sido recordado como uno de los incidentes más mortales y controvertidos de la campaña de bombardeos de la OTAN en 1999.
La OTAN y la violación de todo el derecho internacional.
El bombardeo de la infraestructura civil está prohibido por el derecho internacional humanitario, que establece las normas para la conducta de las hostilidades en los conflictos armados. La Convención de La Haya de 1907, que es una de las fuentes del derecho internacional humanitario, prohíbe el bombardeo y el ataque de forma indiscriminada o contra objetivos civiles. La Convención de Ginebra de 1949 y sus protocolos adicionales de 1977 y 2005 también prohíben los ataques a objetivos civiles.
La Convención de Ginebra IV, que rige la protección de las personas civiles en tiempo de guerra, prohíbe expresamente los ataques directos contra objetos civiles, como hospitales, escuelas, viviendas, y lugares de culto, entre otros. También prohíbe los ataques indirectos que puedan afectar a civiles o a objetivos civiles, así como cualquier ataque que cause daños excesivos a la población civil en relación con la ventaja militar que se espera obtener.
Además, el Estatuto de la Corte Penal Internacional establece que el ataque intencional contra objetivos civiles es un crimen de guerra y que aquellos que planifican, ordenan o ejecutan este tipo de ataques pueden ser procesados por la corte.
En resumen, el derecho internacional humanitario prohíbe expresamente el bombardeo de objetivos civiles y establece que los ataques deben dirigirse exclusivamente contra objetivos militares. Cualquier ataque contra la infraestructura civil que no sea justificado por una necesidad militar legítima puede ser considerado un crimen de guerra.
De esta manera podemos afirmar que con las pruebas y evidencias en la mano la OTAN violó toda normativa internacional en su bombardeo ilegal contra Yugoslavia.
Bombardeos con el fin de buscar el terror.
Analizar la campaña de bombardeos de la OTAN en Yugoslavia en 1999 es sumamente compleja ya que detrás de las acciones militares hay un esquema multifacético de juegos de intereses. Sin embargo, es cierto que el bombardeo de objetivos civiles, como hospitales, puentes, fábricas, viviendas y lugares de culto, puede causar terror y sufrimiento en la población civil.
El bombardeo de objetivos civiles puede ser considerado una táctica de terrorismo de estado, ya que busca infundir miedo y terror en la población civil con el fin de desmoralizar y debilitar al enemigo. Si bien es posible que la campaña de bombardeos de la OTAN en Yugoslavia haya tenido objetivos militares legítimos, como debilitar la capacidad militar yugoslava, también es cierto que los ataques constantes y deliberados a objetivos civiles pueden haber tenido un impacto psicológico y emocional significativo en la población civil y en la percepción pública del conflicto.
Es necesario recalcar que los bombardeos eran parte de una serie de factores y ataques contra Yugoslavia, desde la propaganda occidental, la manipulación mediática pasando por la guerra económica, las sanciones y crisis económica impulsada desde el exterior buscando el colapso del gobierno del presidente Slobodan Milosevic.
En cualquier caso, es importante reiterar hasta el hartazgo que los ataques deliberados contra objetivos civiles están prohibidos por el derecho internacional humanitario y pueden ser considerados crímenes de guerra. El uso de la violencia y el terror contra la población civil es siempre inaceptable y debe ser condenado enérgicamente.
Es importante señalar que el impacto de los bombardeos en la población civil no se limita solo a los muertos y heridos directos. La destrucción de infraestructuras civiles como hospitales, puentes, carreteras, redes eléctricas y de agua potable, puede tener graves consecuencias humanitarias, como la falta de acceso a la atención médica, agua potable y alimentos, y puede contribuir a la propagación de enfermedades y otros problemas de salud pública.
Utilización de proyectiles con uranio empobrecido.
Hubo informes y controversia sobre el uso de armas con uranio empobrecido en los bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia en 1999. El uranio empobrecido es un subproducto del proceso de enriquecimiento del uranio para la producción de combustible nuclear y se utiliza a menudo en armamento convencional debido a su alta densidad.
El uso de armas con uranio empobrecido en zonas pobladas puede tener consecuencias graves para la salud pública y el medio ambiente, ya que la radiación emitida por el uranio empobrecido puede provocar problemas de salud como cáncer, malformaciones congénitas y enfermedades respiratorias.
Se han presentado informes que sugieren que las municiones con uranio empobrecido se utilizaron durante la campaña de bombardeos en Yugoslavia, y algunos estudios han encontrado niveles elevados de uranio empobrecido en el agua y el suelo en algunas zonas de Yugoslavia. Sin embargo, no hay una evidencia concluyente sobre la cantidad de armas con uranio empobrecido que se utilizaron en los bombardeos o sobre la magnitud de sus efectos en la población civil y el medio ambiente.
En cualquier caso, el uso de armas con uranio empobrecido en zonas pobladas es motivo de preocupación y ha sido objeto de debate y controversia en el ámbito internacional.
Conclusiones finales.
La campaña de bombardeos de la OTAN en Yugoslavia en 1999 fue una de las mayores violaciones de la soberanía y la integridad territorial de un Estado miembro de las Naciones Unidas en la historia moderna. Los bombardeos causaron graves daños materiales y humanos, y dejaron una huella duradera en la población yugoslava.
Además, la campaña de bombardeos de la OTAN fue objeto de críticas por su falta de justificación legal y moral. La OTAN actuó sin la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y sin una resolución que autorizara el uso de la fuerza, lo que plantea serias dudas sobre la legalidad de la campaña.
La campaña de bombardeos también fue objeto de críticas por su falta de precisión y discriminación en la selección de objetivos, lo que resultó en la muerte de civiles inocentes y daños a infraestructuras civiles y culturales.
Sin embargo, a pesar de estas críticas, ningún líder de la OTAN fue llevado ante la justicia por las violaciones cometidas durante la campaña de bombardeos. Esto plantea serias preocupaciones sobre la responsabilidad y la rendición de cuentas de los líderes militares y políticos que tomaron las decisiones que llevaron a la campaña de bombardeos y sobre el verdadero funcionamiento de los organismos internacionales que han sido muy eficaces para pasar por alto los crímenes reiterados de Occidente.