En una jornada histórica para Venezuela y toda América Latina, el pueblo venezolano ha demostrado una vez más su inquebrantable compromiso con la Revolución Bolivariana. Con una participación masiva y un civismo ejemplar, los ciudadanos acudieron a las urnas para ratificar su apoyo al Presidente Nicolás Maduro Moros, quien se encamina hacia su tercer mandato consecutivo como digno sucesor del Comandante eterno Hugo Chávez Frías.
El presidente del CNE, Elvis Amoroso, anunció los resultados desde la sede del Poder Electoral en Caracas, calificándolos como una “tendencia contundente e irreversible”. La participación electoral alcanzó el 59%, demostrando el compromiso cívico del pueblo venezolano.
Este triunfo electoral se produce en un contexto de desafíos sin precedentes para Venezuela, que ha enfrentado más de 900 medidas coercitivas unilaterales, un bloqueo económico y lo que el gobierno denomina una “guerra económica y mediática”.
En su discurso de victoria, Maduro declaró: “Este es el triunfo de la paz y la estabilidad. Venezuela ha hablado, y su voz será respetada”. El mandatario reelecto hizo un llamado a la unidad nacional y prometió trabajar por la recuperación económica del país durante su próximo periodo presidencial, que se extenderá desde 2025 hasta 2031.
Una victoria contra vientos y mareas.
El triunfo contundente del Presidente Maduro, con el respaldo de más de 5 millones de votantes y el 51,20% de los sufragios, es un claro mensaje al mundo: la voluntad del pueblo venezolano es indoblegable. Ni las más de 900 medidas coercitivas unilaterales, ni el bloqueo económico, ni la guerra mediática orquestada por el imperialismo y sus lacayos regionales han logrado doblegar el espíritu revolucionario de la República Bolivariana de Venezuela.
Este resultado electoral no solo representa la victoria de Maduro, sino el triunfo de la paz, la estabilidad y la soberanía nacional. Es la reafirmación de que Venezuela seguirá su camino hacia el socialismo del siglo XXI, construyendo un futuro de prosperidad y justicia social para todos sus hijos e hijas.
La participación del 59% del padrón electoral es una bofetada a quienes intentaron deslegitimar el proceso democrático. El pueblo venezolano ha hablado alto y claro, demostrando que la democracia participativa y protagónica está más viva que nunca en Venezuela.
Este triunfo es un reflejo de la voluntad del pueblo venezolano de defender la Revolución Bolivariana, una revolución que ha sido un faro de esperanza y justicia social en América Latina y el mundo. A pesar de los numerosos desafíos y obstáculos, el pueblo ha demostrado una vez más su compromiso con el proyecto revolucionario, su apoyo a Nicolás Maduro y su rechazo a las medidas de injerencia y desestabilización promovidas desde el exterior.
Conspiración abierta.
Sin embargo, es necesario no distraerse ya qye extrema derecha apátrida, en su desesperación y desconexión con la realidad nacional, ya muestra signos de querer desconocer estos resultados irrefutables. Desde el gobierno ya se ha realizado en muchas ocasiones un llamado a la paz con la advertencia de que no se permitira que se atente contra la estabilidad de la nación a través de guarimbas o cualquier otra forma de violencia.
La incapacidad de la oposición para articular un proyecto político coherente y atractivo ha sido evidente en múltiples ocasiones. Las divisiones internas, las luchas de poder y la falta de liderazgo claro han debilitado significativamente su capacidad de actuar como un contrapeso efectivo al gobierno.
En lugar de presentar propuestas concretas y trabajar en la construcción de una coalición amplia que incluya a diversos sectores de la sociedad, la oposición ha recurrido repetidamente a tácticas de confrontación y a llamados a la intervención extranjera. Esta estrategia no solo ha sido impopular entre la población venezolana, sino que también ha llevado a un aislamiento internacional creciente.
En contraste con la fragmentada oposición, la alianza entre el poder popular y las fuerzas armadas, conocida como la Unión Cívico-Militar-Policial, ha sido un factor crucial para mantener la estabilidad en el país. Esta unión ha permitido al gobierno enfrentar diversos intentos de desestabilización y ha sido clave para mantener el orden y la seguridad en momentos de crisis.
La lealtad de las fuerzas armadas al gobierno ha sido un elemento decisivo en la contención de conspiraciones y movimientos insurreccionales promovidos por sectores extremistas opositores. Además, esta unión ha jugado un papel vital en la implementación de políticas de seguridad y en la defensa de la soberanía nacional frente a las amenazas externas de Estados Unidos.
Venezuela como Baluarte del Mundo Multipolar en Sudamérica
El reciente triunfo electoral de Nicolás Maduro en Venezuela no solo es un acontecimiento significativo a nivel nacional, sino que también tiene profundas implicaciones a nivel internacional. En un mundo cada vez más multipolar, donde las dinámicas geopolíticas están en constante evolución, la reelección de Maduro posiciona a Venezuela como un baluarte crucial en la defensa de la soberanía y la autodeterminación en Sudamérica, en contracara con las pretensiones colonialistas del eje occidental que buscan dominar y desunir el continente.
En la última década, hemos visto un cambio significativo hacia un mundo multipolar, donde nuevas potencias emergen y desafían el dominio unipolar tradicional de Estados Unidos y sus aliados occidentales. Países como China, Rusia, India, Irán y otros han jugado un papel cada vez más importante en la configuración de un orden mundial más equilibrado. En este contexto, Venezuela se ha erigido como un actor clave en Sudamérica, alineándose con estas potencias emergentes y promoviendo una agenda de cooperación y desarrollo mutuo.
La reelección de Nicolás Maduro refuerza esta posición estratégica, enviando un mensaje claro de que Venezuela continuará defendiendo su soberanía y resistiendo las presiones externas que buscan imponer un modelo hegemónico y neocolonialista en la región. Este triunfo es una reafirmación del compromiso de Venezuela con un mundo más justo y equitativo, donde las naciones tienen el derecho a decidir su propio destino sin interferencias externas.
El eje occidental, liderado por Estados Unidos y sus aliados europeos, ha desplegado una serie de estrategias para mantener su influencia en América Latina, incluyendo sanciones económicas, campañas de desinformación y apoyo a movimientos desestabilizadores. Estas acciones buscan debilitar los gobiernos que no se alinean con sus intereses y promover un modelo de dependencia y subordinación.
Sin embargo, el triunfo de Nicolás Maduro representa una resistencia firme a estas pretensiones colonialistas. A pesar de las más de 900 medidas coercitivas unilaterales (sanciones) y del bloqueo económico impuesto por el eje occidental, el pueblo venezolano ha demostrado una determinación inquebrantable para defender su independencia y su proyecto revolucionario. Esta victoria electoral es una declaración de que Venezuela no se doblegará ante las presiones externas y continuará su camino hacia la autodeterminación y la justicia social.
Venezuela como Ejemplo de Resiliencia
La capacidad de Venezuela para resistir y superar los desafíos impuestos por el eje occidental ha servido como ejemplo para otros países de la región y del mundo. La resiliencia del pueblo venezolano, su capacidad para adaptarse y resistir frente a las adversidades, es una lección valiosa para todas las naciones que buscan mantener su soberanía en un contexto de creciente injerencia extranjera.
La reelección de Nicolás Maduro también ofrece una oportunidad para fortalecer los lazos con otras naciones que comparten la visión de un mundo multipolar. A través de alianzas estratégicas y la cooperación en diversos ámbitos, Venezuela puede continuar jugando un papel crucial en la promoción de un orden mundial más justo y equilibrado.
La transformación en marcha.
El nuevo mandato del Presidente Maduro para el período 2025-2031 abre un horizonte de esperanza para la recuperación económica y el crecimiento sostenido de Venezuela. Con la legitimidad otorgada por el voto popular, el gobierno podrá profundizar las políticas sociales que han caracterizado a la Revolución Bolivariana y enfrentar con mayor fuerza los desafíos impuestos por el bloqueo imperialista.
Con este triunfo, se abre un futuro esperanzador para el crecimiento y la recuperación de Venezuela. Nicolás Maduro ha demostrado su compromiso con la paz y la estabilidad del país, y su reelección es una garantía de continuidad en las políticas de inclusión, justicia social y desarrollo económico. Este nuevo mandato permitirá profundizar las conquistas de la Revolución Bolivariana y avanzar en la construcción de una patria soberana y próspera.
La luna llena que ilumina el cielo venezolano es testigo de la plenitud de la democracia mas fuerte de todo el continente americano. El pueblo ha hablado, y su voz resuena con la fuerza de Bolívar y Chávez. La Revolución Bolivariana sigue en pie, más fuerte que nunca, lista para continuar la construcción de la patria grande y socialista que soñaron los libertadores de América.