En medio de una de las peores escaladas entre India y Pakistán en los últimos años, Moscú emerge como el único actor capaz de tender un puente creíble de diálogo entre ambas potencias nucleares del sur de Asia.
Así lo sugirió de manera explícita el embajador de Pakistán en Rusia, Mohamed Jalid Jamali, quien, en entrevista con la agencia TASS, declaró que es posible que se necesite una plataforma de negociación en suelo ruso para encauzar la crisis tras el atentado terrorista del pasado 22 de abril en la localidad de Pahalgam, Jammu y Cachemira.
“Ese es el siguiente paso. Hay que ver si la otra parte está preparada para ello o no”, afirmó Jamali, dejando claro que Islamabad contempla a Moscú como mediador neutral y confiable ante la creciente desconfianza bilateral. La postura pakistaní contrasta con la inmediata reacción india, que a los diez minutos del atentado culpó públicamente a Pakistán.
En cambio, Islamabad abogó por una investigación neutral, transparente y creíble, asegurando su plena disposición a cooperar en esclarecer los hechos.
El respaldo de Pakistán a los esfuerzos multilaterales contra el terrorismo también ha sido subrayado por su embajador, quien destacó que en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU su país colaboró de forma positiva y constructiva, contribuyendo a una declaración de consenso que condena firmemente el terrorismo en todas sus formas. Un posicionamiento que, a ojos de Moscú, podría facilitar una aproximación equilibrada entre ambas partes.
Moscú, mediador natural
La creciente tensión —que ya ha derivado en la reducción de embajadas, expulsión de asesores militares, cierre de pasos fronterizos, suspensión del Tratado de las Aguas del Indo y ruptura de acuerdos bilaterales— exige un mediador que cuente con la confianza de Nueva Delhi e Islamabad.
La neutralidad histórica de Rusia en los conflictos indo-pakistaníes, combinada con sus excelentes relaciones estratégicas con ambos países, otorga a Moscú una ventaja diplomática difícil de igualar.
De hecho, tras el atentado, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ya había ratificado a su homólogo pakistaní, Ishaq Dar, la disposición de Rusia a facilitar un arreglo político, siempre que ambas partes lo deseen.
La mención expresa de Moscú como posible sede de negociaciones por parte del embajador Jamali refuerza esta opción como la más viable y realista para desactivar la crisis actual.
Rusia mantiene una asociación estratégica profunda con India, incluyendo cooperación militar y energética de larga data, pero al mismo tiempo ha cultivado vínculos sólidos con Pakistán, particularmente en áreas como la seguridad antiterrorista, la energía y el comercio regional.
Esta posición de equilibrio, sumada a su papel creciente en la arquitectura de seguridad de Eurasia y Asia Central, le permite actuar con credibilidad ante ambas capitales.
La urgencia de una mediación eficaz
El contexto no admite dilaciones. El 29 de abril, el primer ministro indio, Narendra Modi, otorgó a las Fuerzas Armadas plena libertad para decidir la forma y el calendario de una eventual respuesta militar al atentado.
Paralelamente, Pakistán cerró su espacio aéreo a India, suspendió acuerdos y advirtió que cualquier intento indio de cortar el flujo de agua del Indo sería percibido como acto de guerra.
En este escenario explosivo, Rusia se presenta como la única plataforma con capacidad real de contener la escalada, ofreciendo una mesa de diálogo donde ambas partes puedan exponer sus posturas sin imposiciones ni alineamientos preestablecidos.
Si bien las tensiones entre India y Pakistán han alcanzado un punto crítico, la apertura de Islamabad a una negociación bajo auspicio ruso y la oferta previa de mediación de Moscú mantienen viva la posibilidad de una desescalada pacífica.
No obstante, la respuesta de Nueva Delhi aún está pendiente, y las próximas semanas serán decisivas para determinar si la diplomacia rusa puede evitar que la región cruce un umbral de no retorno. El tablero está dispuesto; la pelota está en el campo indio.
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