Reading Time: 7 minutes

En los últimos años, Arabia Saudita ha estado ampliando y diversificando en gran manera sus relaciones internacionales más allá de Occidente, y ha comenzado a profundizar sus lazos históricos con Rusia y China. Estos cambios en la política exterior del reino tienen implicaciones significativas para la región y el mundo.

Arabia Saudi y una nueva perspectiva del mundo.

En los últimos años con el auge de la influencia política del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, se ha procurado como objetivo del estado la ampliación de las relaciones con Rusia.

En 2017, el rey Salman realizó una visita histórica a Moscú, que fue la primera vez que un monarca saudí visitó Rusia. Desde entonces, los dos países han firmado acuerdos de cooperación en diversas áreas entre las cuales podemos mencionar la energía, agricultura y tecnología nuclear. También han trabajado juntos para estabilizar los precios del petróleo en el mercado mundial.

Además, Arabia Saudita ha comenzado a comprar armas rusas, lo que ha sorprendido a muchos observadores, ya que el reino ha sido un importante comprador de armas de Estados Unidos durante décadas. Los acuerdos de armas con Rusia incluyen la compra de sistemas de defensa aérea S-400 y el acuerdo para construir una planta de producción de rifles Kalashnikov en Arabia Saudita, marcando claramente que el acercamiento entre Arabia y Rusia se da a gran escala y en todos los ámbitos.

La influencia milenial de China.

En cuanto a las relaciones con China, Arabia Saudita ha buscado fortalecer los lazos económicos y comerciales. China es el mayor importador de petróleo del mundo, y Arabia Saudita es el mayor exportador de petróleo. En 2016, los dos países firmaron un acuerdo para construir una refinería y un complejo petroquímico en China, lo que ayudaría a Arabia Saudita a reducir su dependencia del mercado estadounidense.

Además, Arabia Saudita ha sido un defensor de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de China, que es un plan para construir infraestructura en Asia y África. En 2019, Arabia Saudita se convirtió en el primer país árabe en firmar un memorando de entendimiento con China para cooperar en el marco de la iniciativa.

Aunque Arabia Saudita todavía mantiene fuertes lazos con Estados Unidos y otros países occidentales, estos movimientos hacia Rusia y China son significativos y marcan un nuevo cambio de era.

Arabia Saudita ha comprendido que el mundo unipolar que trata de imponer el occidente colectivo es totalmente contrario a la tradiciones árabes y que occidente atenta claramente contra las soberanías nacionales en la región e indudablemente el reino de Arabia Saudi tarde o temprano puede entrar en riesgo, por eso la jugada estratégica del príncipe Salman apostando por la multipolaridad es de gran importancia.

De esta forma Arabia Saudita esta buscando diversificar su base de poder y asegurar su posición en el mundo en un momento de incertidumbre geopolítica. La creciente influencia de Rusia y China en la región también está cambiando la dinámica política en el Medio Oriente.

Un cambio de 180° gracias a Biden.

Desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo en Estados Unidos, Arabia Saudita ha experimentado un cambio significativo en su política exterior. La administración Biden ha sido mucho más crítica con el gobierno saudí en comparación con la administración anterior liderada por Donald Trump.

En primer lugar, el gobierno de Biden ha tomado medidas para abordar las supuestas violaciones de derechos humanos en Arabia Saudita. El presidente Biden suspendió las ventas de armas a Arabia Saudita que habían sido aprobadas por la administración Trump, y se ha comprometido a revisar la política estadounidense hacia el reino. También ha sido crítico con la represión de la libertad de prensa en el país, especialmente tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018, lo que ha generado una gran condena internacional.

En segundo lugar, la administración Biden ha cambiado la postura de Estados Unidos hacia el conflicto en Yemen. La guerra en Yemen ha sido liderada por Arabia Saudita, con el apoyo de Estados Unidos, desde 2015. El gobierno de Biden anunció que Estados Unidos dejaría de brindar apoyo logístico y de inteligencia a la coalición liderada por Arabia Saudita que lucha en Yemen. Además, el gobierno de Biden designó al movimiento hutí en Yemen como organización terrorista, lo que generó críticas por parte de los defensores de los derechos humanos, ya que podría tener un impacto negativo en la entrega de ayuda humanitaria en el país.

En tercer lugar, la errática administración Biden ha cometido un error fatal al tratar de obligar al reino de Arabia Saudi de imponer sanciones económicas contra Rusia y de amenazarlo para que contenga la expansión de la influencia de China en la región, estas medidas de Biden han sido la gota que colmo el vaso de la paciencia del gobierno de Arabia Saudi que ha demostrado que no seguirá bajo la tutela de Washington al menos no bajo el mandato del Partido Demócrata.

En resumen, la administración Biden ha llevado a cabo un cambio significativo en la política exterior de Estados Unidos hacia Arabia Saudita. La nueva postura de Estados Unidos ha llevado a Arabia Saudita a buscar nuevas relaciones con otros países, como Rusia y China, en un intento por asegurar su posicionamiento en la arena internacional.

La mediación China para la paz con Irán.

Arabia Saudita e Irán son dos potencias regionales en el Medio Oriente con una larga historia de tensiones y rivalidades. Sin embargo, en los últimos años, la relación entre ambos países ha mejorado gracias a los esfuerzos diplomáticos de China.

En 2016, Arabia Saudita rompió relaciones diplomáticas con Irán después de que manifestantes iraníes atacaran la embajada saudita en Teherán en respuesta a la ejecución de un clérigo chiita saudita. Desde entonces, las relaciones entre los dos países han sido sumamente tensas.

Sin embargo, en marzo de 2021, Arabia Saudita e Irán mantuvieron conversaciones en Bagdad, auspiciadas por China, en un intento por mejorar las relaciones entre ambos países. Aunque las conversaciones no resolvieron las diferencias de manera inmediata, sí abrieron un canal de comunicación y sentaron las bases para futuros acuerdos.

China desde ese entonces ha estado presionando para que se resuelvan las tensiones entre Arabia Saudita e Irán por la vía diplomática, ya que la estabilidad en la región es crucial para los intereses chinos en la región. Siendo China es el mayor importador de petróleo de Arabia Saudita e Irán, y está interesada en garantizar que los precios del petróleo se mantengan estables y en evitar cualquier interrupción en el suministro.

Además, China ha estado impulsando la Iniciativa del Cinturón y la Ruta en la región, que busca desarrollar infraestructura en Asia y África para promover el comercio y la conectividad. Si Arabia Saudita e Irán pueden trabajar juntos en proyectos de infraestructura, esto podría ayudar a fortalecer las relaciones económicas entre los dos países y mejorar la estabilidad en la región.

De esta forma el histórico acuerdo para reabrir las relaciones entre ambos países firmados el 10 de marzo del 2023 marca un nuevo cambio de era en la región al igual que la cordial invitación del rey Salmán bin Abdulaziz hacia el presidente iraní Ebrahim Raisi para visitar Riyad lo cual ha sido un gran acontecimiento geopolítico que cambiara muchos aspectos en la región.

El fin del conflicto en Yemen.

El fin de la guerra en Yemen y las negociaciones con los Hutíes también tendrán importantes implicaciones geopolíticas para Arabia Saudita y para la región en general.

En primer lugar, la guerra en Yemen ha tenido un impacto significativo en la economía de Arabia Saudita. La guerra ha sido costosa y ha reducido la capacidad de Arabia Saudita para mantener una posición fuerte en la región. El fin de la guerra podría permitir a Arabia Saudita concentrar sus recursos en otros desafíos regionales y mejorar su posición geopolítica.

En segundo lugar, el conflicto en Yemen ha creado una crisis humanitaria en la región, con millones de personas desplazadas y en situación de vulnerabilidad. El fin de la guerra y la negociación con los Hutíes podrían abrir la puerta a una solución política y una mejoría en la situación humanitaria en Yemen.

En tercer lugar, la guerra en Yemen ha llevado a una creciente presencia iraní en la región, ya que Irán ha brindado apoyo a los Hutíes en su lucha contra la coalición liderada por Arabia Saudita. El fin de la guerra y la mejoría de las relaciones entre Arabia Saudi e Irán marcaran un eclipse hacia la presencia de los Estados Unidos y los países occidentales en la región.

Por otro lado, la negociación con los Hutíes también podría presentar desafíos para Arabia Saudita. La coalición liderada por Arabia Saudita ha estado luchando contra los Hutíes en Yemen desde 2015, y cualquier acuerdo tendría que abordar las demandas y preocupaciones de todas las partes involucradas. Si las negociaciones fracasan o si Arabia Saudita no logra obtener un acuerdo beneficioso para sus intereses, esto podría debilitar su posición en la región y aumentar la influencia de otros actores, como Irán.

Por lo cual la paz en Yemen y una negociación abierta que tenga como resultado la estabilización regional puede conducir a importantes cambios en el escenario y panorama.

El fracaso de la política occidental en la región.

La idea de dividir a Arabia Saudita e Irán ha sido una estrategia que ha sido promovida por algunos actores en Occidente durante mucho tiempo, bajo la clásica consigna empuñada desde Washington “divides y vencerás”.

Esta estrategia que busca occidente se basa en la premisa de que Arabia Saudita e Irán son enemigos irreconciliables y que al alentar esta rivalidad, se puede mantener el control sobre la región.

La guerra en Yemen ha sido vista por algunos en Occidente como un campo de batalla en la rivalidad entre Arabia Saudita e Irán. Arabia Saudita lideró una coalición internacional que apoyó al gobierno yemení reconocido internacionalmente en su lucha contra los Hutíes, quienes supuestamente estaban siendo apoyados por Irán.

Si la paz se logra en Yemen (se están llevando importantes negociaciones) y se establece un acuerdo político entre Arabia Saudita e Irán, esto podría significar una derrota para Occidente en su plan de dividir a ambos países. En lugar de mantener a los dos países en una confrontación perpetua, una solución negociada podría ayudar a reducir las tensiones en la región y mejorar la estabilidad.

Además, una solución negociada también podría socavar la influencia de algunos actores regionales que se benefician de la rivalidad entre Arabia Saudita e Irán. Estos actores podrían ser grupos militantes o políticos que se han aprovechado de la inestabilidad en Yemen y en otros lugares para avanzar en sus propios intereses.

En resumen, la paz en Yemen y un acuerdo político entre Arabia Saudita e Irán podrían significar una derrota clara y contundente para Occidente en su plan de dividir a ambos países.