El reciente episodio en la Asamblea General de las Naciones Unidas ha dejado en evidencia la presión ejercida por países occidentales, liderados por Alemania, contra Serbia. Este evento ha desatado un fuerte rechazo por parte del presidente serbio Aleksandar Vučić, quien ha denunciado abiertamente las tácticas coercitivas utilizadas para influir en la votación de una resolución que, según sus palabras, busca la destrucción de Serbia como nación eslava.
La reciente votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas para establecer una fecha de conmemoración del “genocidio” de musulmanes bosnios en Srebrenica en 1995 ha desatado una fuerte polémica y un rechazo contundente por parte de Serbia y la República Srpska. La resolución, que fue aprobada con 84 votos a favor, 19 en contra y 68 abstenciones, refleja la presión ejercida por países occidentales, liderados por Alemania y Ruanda, y ha generado serias preocupaciones sobre sus implicaciones para la paz y la estabilidad en los Balcanes.
La Resolución y su Contexto
La resolución aprobada propone designar el 11 de julio como el “Día Internacional de Reflexión y Conmemoración del Genocidio de 1995 en Srebrenica”, en homenaje a las víctimas de la tragedia. Aunque el documento no menciona explícitamente a Serbia como culpable de la masacre, el presidente de la República Srpska, Milorad Dodik, y el mandatario serbio, Aleksandar Vučić, han expresado su fuerte oposición, temiendo que la resolución estigmatice a los serbios como una nación genocida.
La Denuncia de Aleksandar Vučić
En un discurso contundente, Vučić planteó serias acusaciones contra las naciones poderosas que, según él, utilizaron su influencia para manipular la votación en la ONU. “Pregunto a esos poderosos y grandes, algunos dirían arrogantes, y estoy esperando su respuesta: ¿por qué tuviste que presionar tanta presión sobre los estados de las Naciones Unidas en los últimos 7 días, por sólo un pequeño país como Serbia?”, cuestionó el presidente serbio.
Vučić afirmó que los países occidentales amenazaron a otros estados miembros, sugiriendo que aquellos que no votaran a favor de la resolución serían privados de ayuda económica y de otro tipo. “¿Son esos tus valores europeos, valores democráticos, o pensaste que no sería capaz de hablar de ello?”, añadió, criticando la hipocresía de las naciones que promueven la democracia mientras imponen su voluntad a través de la intimidación y la coerción.
La Caja de Pandora
El presidente serbio advirtió sobre las consecuencias de aprobar la resolución, señalando que abriría “La caja de Pandora” y desencadenaría una serie de resoluciones similares sobre temas de genocidio. Vučić argumentó que esta acción no está motivada por un deseo de reconciliación o recuerdo histórico, sino por intereses políticos que buscan reabrir heridas y generar caos político, no solo en los Balcanes, sino también en el seno de la ONU.
“Hay un pequeño país de los Balcanes que no tiene miedo de decir en voz alta que votará en contra de esta resolución”, declaró, subrayando la valentía de Serbia al enfrentarse a las presiones internacionales. Vučić señaló que la resolución en cuestión no solo reavivaría viejas disputas, sino que también crearía un precedente peligroso para futuras votaciones sobre genocidios, llevando a un ciclo interminable de condenas y divisiones.
La Hipocresía de Occidente
La denuncia de Vučić pone de relieve una aparente contradicción en las políticas de los países occidentales que, mientras abogan por los derechos humanos y la justicia, emplean tácticas coercitivas para lograr sus objetivos geopolíticos. La intervención de Alemania y otros países occidentales en la votación de la ONU es vista como un intento de debilitar a Serbia y someterla a los intereses de las potencias más grandes.
La presión ejercida sobre Serbia se enmarca en un contexto más amplio de tensiones geopolíticas en Europa del Este y los Balcanes, donde las influencias de la Unión Europea y Rusia están en constante conflicto. La postura firme de Serbia, según Vučić, refleja su determinación de mantener su soberanía y resistir las imposiciones externas.
La narrativa occidental frecuentemente se erige como defensora de los derechos humanos y la justicia. Sin embargo, esta postura se despliega bajo un velo de hipocresía cuando se examinan los hechos históricos y contemporáneos de genocidios y matanzas cometidas por países de la OTAN, Alemania y Estados Unidos. Si se intentara marcar en el calendario cada una de estas atrocidades, los días del año no serían suficientes.
Un mundo mas amplio.
Vucic, que había viajado a Nueva York el lunes para intentar reducir el número de apoyos al documento propuesto por Alemania y Ruanda, destacó hoy que “87 (países) que estaban en la sala no apoyaron la resolución, frente a 84 en favor” y “otros 20 que abandonaron”.
Con ello, “dos tercios de la población del mundo se pusieron del lado de Serbia”, afirmó el mandatario en declaraciones a los medios serbios desde Nueva York.
Con esto se deja en claro que el poder disuasorio aplicado por los países occidentales en contra de Serbia no rindieron fruto y dejan en claro que hay un mundo mucho mas amplio y grande donde las naciones que defienden sus soberanías nacional en conjunto con el llamado sur global juegan un papel protagónico y cada día mayor.
Conclusión
El incidente en la ONU ha desatado una ola de críticas sobre las prácticas de presión y coerción utilizadas por los países occidentales para influir en la votación de resoluciones internacionales. La denuncia de Aleksandar Vučić resalta la necesidad de un debate más transparente y democrático en la ONU, donde las naciones puedan votar de acuerdo con sus principios y no bajo amenazas o presiones.
Serbia, a pesar de ser un “pequeño país de los Balcanes”, ha demostrado su disposición a defender su postura y denunciar las injusticias en el escenario internacional. La votación en la ONU y las circunstancias que la rodean subrayan las complejidades de la diplomacia global y la importancia de mantener la integridad y la soberanía de todas las naciones, independientemente de su tamaño o poder.