La reciente ocupación por parte de Israel de la zona de amortiguamiento en los Altos del Golán y los territorios sirios adyacentes expone, una vez más, la estrategia imperialista sionista que busca aprovechar el caos político y social en Siria para expandir sus fronteras.
Este acto, condenado por el Ministerio de Exteriores del Líbano como una “violación flagrante del derecho internacional”, se suma a un historial de agresiones contra la soberanía de naciones vecinas, evidenciando el propósito expansionista de Tel Aviv.
La Oportunidad del Caos en Siria
Desde el inicio de la crisis siria, alimentada por actores externos y marcada por la caída temporal del Gobierno popular del presidente Bashar al Assad, Israel ha visto una oportunidad para consolidar su dominio en territorios estratégicos como los Altos del Golán.
Estos territorios, reconocidos internacionalmente como parte de Siria desde 1944, fueron ocupados durante la Guerra de los Seis Días en 1967 y anexionados unilateralmente en 1981.
La comunidad internacional, a través de la resolución 497 del Consejo de Seguridad de la ONU, declaró inválida esta anexión, pero Israel ha desafiado continuamente las normas internacionales.
El Golán: Una Pieza Estratégica
El control de los Altos del Golán no es solo una cuestión territorial; es un movimiento estratégico. Esta región ofrece a Israel una ventaja militar considerable debido a su altitud, permitiendo supervisar vastas áreas de Siria y del Líbano, y es rica en recursos hídricos, vitales para un Estado que enfrenta escasez crónica de agua.
La ocupación reciente del estratégico monte Hermón en la zona de amortiguamiento, tras la retirada temporal de tropas sirias, evidencia la intención israelí de consolidar su presencia militar y económica en la región.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, justificó esta nueva agresión alegando que el Acuerdo de Separación de Fuerzas firmado con Siria en 1974 ha perdido vigencia debido a la ausencia temporal del ejército sirio en la zona. Sin embargo, esta narrativa busca encubrir un acto de expansionismo unilateral que viola tanto el derecho internacional como las resoluciones de la ONU.
Complicidad Internacional y Silencio Culpable
Mientras el Líbano y otros países de la región condenan estas acciones, la comunidad internacional permanece, en gran medida, en silencio. Esta falta de acción refleja la complicidad de potencias occidentales que, históricamente, han respaldado las políticas expansionistas de Israel.
Este respaldo, que incluye ayuda militar y diplomática, permite a Tel Aviv operar con impunidad, exacerbando las tensiones regionales y prolongando los conflictos en Oriente Medio.
El Ministerio de Exteriores libanés ha instado a la comunidad internacional a condenar esta nueva agresión y ejercer presión sobre Israel para detener su ocupación.
Sin embargo, las respuestas diplomáticas hasta ahora han sido limitadas, dejando a los pueblos de la región enfrentados a un agresor respaldado por el poder occidental.
La ocupación israelí de la zona de amortiguamiento en los Altos del Golán no es solo una agresión contra Siria, sino un acto que amenaza la estabilidad de toda la región. Mientras Tel Aviv aprovecha el caos para consolidar su hegemonía, queda en manos de los pueblos de la región y de los aliados del multipolarismo contrarrestar este expansionismo.
¿Logrará la comunidad internacional actuar con firmeza ante estas violaciones? El futuro de Oriente Medio sigue siendo incierto, pero cada día que pasa sin una respuesta contundente fortalece la posición de un imperialismo sionista que amenaza la soberanía de los Estados y la paz global.