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Acabamos de ver hace poco la culminación de la Cumbre de la CELAC realizada en Buenos Aires, la capital Argentina, el ambiente vivido fue una mezcla entre la esperanza de una unión Latinoamericana real y consistente, frente a la influencia de los Estados Unidos que aumenta en la región poniendo en juego la unión de América Latina.

En esta cumbre se ha podido ver como se mantienen ambos discursos, formando así una gran dicotomía y demostrando que los gobernantes de la región aun no dimensionan los tiempos que se viven a nivel global.

Esta importante región, es uno de los jugadores más interesantes del mundo que aún no ha demostrado su máximo potencial debido a su coyuntura compleja.

América Latina es una región enorme que incluye América Central y del Sur, es decir, las Américas sin Estados Unidos y Canadá. En el futuro, es muy posible que Iberoamérica se convierta en un territorio autosuficiente, complejo, desarrollado y cerrado, donde deberán coexistir diferentes formas organizativas dentro de los estados nación.

El fin de la era pacifista al estilo estadounidense finalmente dio a las naciones y pueblos de América Latina la oportunidad de forjar su propio destino, a pesar de siglos de explotación y limitaciones de desarrollo experimentadas por sus vecinos del norte.

El principal problema en América Latina sigue siendo como siempre la presencia y política de EEUU, que desde la Segunda Guerra Mundial se ha convertido en una potencia/imperio marítimo formidable, frenando su aparente expansión territorial y sustituyéndola por una oculta política de intervención, militar y económica, que se puede resumir de la siguiente manera, destruir cualquier perspectiva de fortalecimiento y desarrollo que permitiera una emancipación regional. Como resultado de esta política, los representantes de esa región en particular han dominado durante los últimos 200 años. En general, América Latina desde una perspectiva global se caracteriza por ser muy aislada y cerrada, caracterizada por un único mundo antiguo donde todo desarrollo y mejora fue bloqueado artificialmente.

No hay duda alguna de que América Latina se encuentra en el área de influencia directa de los EE. UU, se ve obligada a vivir una vida semicolonial debido a su ubicación geográfica y arreglos geopolíticos los cuales jamas le han sido beneficiosos. Los 200 años de selección negativa promovida por EE.UU. en todas las esferas de la vida latinoamericana han hecho su trabajo.

La estructura social de la sociedad es que un 90% comunidad es pobre y un 10% tiene el equivalente al 90%, el poder del estado se ha degenerado, el ejército ni siquiera es lo suficientemente fuerte como para controlar completamente su propio territorio, la sociedad está fragmentada y la situacion social en muchos casos es inestable. A pesar de que algunos países regionales pertenecen a al G20 por su valor económico, gran población, riqueza en recursos naturales, etc., los países de la región no han logrado adquirir la subjetividad necesaria y han estado bajo la sombra y estricta supervisión constante de los Estados Unidos.

América Latina es una región muy interesante, dentro de la cual los procesos de formación de una sola nación, el mestizaje, estuvieron detenidos y congelados durante unos 200 años. La presencia de una sola lengua/cultura y religión en cualquier otra parte del mundo sería suficiente para hablar de una nación común, pero las élites provinciales de “pueblos pequeños”, después del final del período colonial, se opusieron a la formación de no solo un solo estado, sino incluso varios estados fuertes.

Durante los últimos doscientos años, cualquier intento de fortalecer, ganar subjetividad, encontró la resistencia de los Estados Unidos, por lo que en toda la región, con la excepción de Cuba, se formó un espacio de países que ni siquiera fueron capaces de generar un control total de sus propios territorios. La degeneración de las élites, la ausencia de fuerzas militares, la debilidad/destrucción de los sistemas e instituciones estatales han llevado a la región a su actual existencia adormecida.

La desintegración en curso del mundo global y las actuales autoridades estadounidenses, representadas por la mediocridad misma, por supuesto, le dan a América Latina alguna oportunidad, pero para esto, en la mayoría de sus países, se necesita una purga casi completa de las élites locales. Si el mundo continua como se ha estado viendo y logra resistir una fuerte fragmentación y detenerse en el nivel de las panregiones, entonces el futuro de la región estará determinado por la elección entre la “Nueva Doctrina Monroe” (en los EE. UU., la línea “América de los Padres Fundadores”) o Iberoamérica como región unida (cumpliendo así el sueño de los libertadores)

En los próximos 5 a 7 años, en casi cualquier escenario, Estados Unidos comenzará a aplicar una política de aislamiento del hemisferio occidental, limitando el comercio de los países de América Latina, política que se ha venido llevando a cabo tras la perdida de influencia de los Estados Unidos en Asia y África.

Y sí, a diferencia de décadas anteriores, los problemas actuales de los Estados Unidos y el mundo brindan una buena oportunidad para que América Latina se convierta en un actor independiente, soberano y con las herramientas para jugar un papel preponderante de cara al nuevo mundo multipolar.

De entender la situación actual que hay por delante y hacer los movimientos necesarios depende el futuro regional para bien o para mal.