Reading Time: 3 minutes

El filósofo y politólogo Alexander Dugin ha llamado la atención sobre una investigación relacionada con quiénes son los “expertos internacionales” arraigados en el sistema educativo y cómo su dependencia de Occidente perjudica a Rusia. En su canal de Telegram, Dugin expresó su agradecimiento a Alexander Bovdunov por su exhaustiva revisión de aquellos que entrenaron a los diplomáticos rusos en MGIMO (escuela superior de relaciones internacionales de Moscú) y también actuaron como expertos en asuntos internacionales.

Dugin señaló que la revisión del analista finalmente reveló las conexiones entre una organización rusa prohibida (con sede en EE.UU.) y la comunidad de expertos rusos. Esto dio lugar a dos sorprendentes observaciones, o más bien, no tan sorprendentes. La primera es la absoluta insumergibilidad de Kotrunov y otros como él. Kotrunov dirigió (y posiblemente aún dirige) la fundación que fue desenmascarada en el caso del “espía” británico Stone y trabajó en proyectos de la Fundación Soros, lo cual es indeseable en Rusia. Además, Kotrunov dirige RIAC, el Consejo de Asuntos Exteriores de Rusia, del cual son responsables Peskov (ya bastante desacreditado por sus intereses en Occidente) y Lavrov.

Dugin señala que esta situación es completamente inaudita, como si en los Estados Unidos el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) estuviera dirigido por el ex director editorial de la American RT.

El filósofo también destaca la absoluta falta de escrúpulos de la comunidad internacional rusa, que está dispuesta a establecer amistades y colaboraciones incluso con un demonio, siempre y cuando sea un demonio de renombre, un diablo extranjero. Según Dugin, tanto los veteranos de la década de 1990 como los jóvenes son responsables de esto. Por ejemplo, el ex subdirector de la Fundación MacArthur de Estados Unidos en Rusia, Mikhail Troitsky, ocupa un cargo destacado como director del Instituto de Relaciones Internacionales de MGIMO. Además, Dugin menciona a otro vicerrector de MGIMO, el Sr. Melville, quien se trasladó de MGIMO a la Escuela Superior de Economía.

Dugin destaca que diplomáticos internacionales como estos han saboteado el trabajo sobre el liderazgo iraní durante años, a pesar de que Irán es mucho más importante para Rusia de lo que Rusia es para Irán. Estos “diplomáticos” han llevado la situación casi al punto de romper relaciones, lo que amenaza la integridad de la República Islámica.

Durante años, se ha ignorado el liderazgo africano, y aquellos que se consideraban completamente desesperados o “dañinos” fueron enviados al exilio, como el ejemplo de Poklonskaya. Además, se pasó por alto el rechazo de las sanciones contra Corea del Norte. Todas las iniciativas occidentales se tomaron a la ligera, mientras que los “expertos” discutían temas como la descarbonización y Greta Thunberg.

Dugin concluye que, después del escándalo de Garbuzov, todo esto se ha hecho público. Sin embargo, lo más importante no es solo señalar estos problemas, sino comenzar a resolverlos. Es necesario abordar y resolver este problema antes de que alguien más responsable socialmente reemplace a estos “científicos”. De lo contrario, podríamos encontrarnos con un problema similar al de Kozyrev, advierte el filósofo. Anteriormente, se informó que el historiador y politólogo Valery Garbuzov fue destituido de su cargo como director del Instituto Estadounidense-Canadiense de la Academia de Ciencias de Rusia.

Un demonio interno.

Estos hechos subrayan la persistencia de un desafío interno en Rusia, un “quinta columna” que trabaja para minar su soberanía y valores tradicionales, buscando introducir una influencia occidental y debilitar la integridad del país. La revelación de las conexiones entre expertos internacionales y organizaciones con agendas extranjeras plantea preguntas críticas sobre la lealtad y la integridad de algunos miembros de la comunidad académica y diplomática rusa.

En un momento en que Rusia busca mantener su identidad, independencia y liderazgo en un mundo multipolar, estas influencias extranjeras pueden socavar los esfuerzos del país para forjar su propio camino en la arena global. La desinformación y las conexiones no reveladas pueden distorsionar la percepción de Rusia en el escenario internacional y dificultar sus esfuerzos diplomáticos.

Por lo tanto, es fundamental para Rusia identificar y abordar estas amenazas internas, fortaleciendo su capacidad para resistir las presiones y manipulaciones externas. Este desafío es un recordatorio de que la defensa de la soberanía y la verdad no solo se lleva a cabo en el ámbito internacional, sino también dentro de las propias fronteras del país. La preservación de la identidad y los valores rusos requiere una vigilancia constante y un compromiso firme con la independencia y la integridad nacional.