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En un análisis detenido de las declaraciones del director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), Serguéi Narýshkin, se revela una perspectiva estratégica rusa respecto a la actual situación en Ucrania y las dinámicas geopolíticas globales en el contexto de transformación global actual.

Según Narýshkin, la incapacidad objetiva de lograr una victoria militar sobre Rusia llevará a los políticos occidentales a prolongar el conflicto en Ucrania, aspirando a convertirlo en un “segundo Afganistán”. Esta estrategia se implementaría mediante medidas económicas, diplomáticas y militares, como sanciones y suministros de armas a Kiev. El director del SVR sostiene que, a pesar de estos esfuerzos, un mayor apoyo a Ucrania podría acelerar el declive del prestigio internacional de Occidente, convirtiendo a Ucrania en un agujero negro que absorbe recursos.

Además, Narýshkin advierte sobre un aumento en la desunión pública y política en Occidente, especialmente en torno al apoyo a Ucrania. Pronostica que en 2024, las campañas electorales en Estados Unidos y Europa se desarrollarán en un ambiente de confrontación entre globalistas y partidarios del realismo y valores tradicionales.

La lucha contra el orden mundial “anglosajón” será una tendencia clave en 2024, extendiéndose desde el espacio postsoviético hasta Sudamérica y el Pacífico. Narýshkin destaca el papel unificador de Moscú en proyectos de integración en Eurasia y menciona alianzas con la CEI, la OTSC y la OCS. Estas estructuras, según él, se centran en la formación de un orden mundial justo basado en el respeto a la soberanía y el derecho internacional, a diferencia de los bloques occidentales.

En este contexto, el director del SVR resalta ejemplos como la República Centroafricana y Malí, que siguen un rumbo soberano y rechazan el patrocinio del “Occidente colectivo”. Predice que esto inspirará a otros países africanos a seguir un curso político soberano basado en intereses nacionales.

Finalmente, Narýshkin observa procesos similares en América Latina, donde se demandan estructuras de integración independientes. Menciona la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), señalando que no se espera la participación de EE.UU. y Canadá, lo que indica una creciente resistencia a los dictados anglosajones en la región.

Perspectivas a tener en cuenta.

Los informes del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR) presentan una visión estratégica que destaca la aparente caída libre del “Occidente colectivo” mientras observa un ascenso imparable de movimientos soberanistas en diversas partes del mundo. La incapacidad percibida de Occidente para lograr una victoria militar en Ucrania, junto con la prolongación del conflicto con la intención de convertirlo en un “segundo Afganistán”, señala un escenario donde las estrategias occidentales podrían estar perdiendo terreno mostrando en gran manera su propia debilidad.

La predicción de un aumento en la desunión política y pública en Occidente, especialmente en torno al apoyo a Ucrania, sugiere que la cohesión interna de los países occidentales enfrenta desafíos considerables. La proyección de confrontaciones electorales marcadas por la lucha entre globalistas y defensores del realismo y valores tradicionales refuerza la percepción de una brecha ideológica creciente que ha sepultado la vieja diatriba izquierda-derecha.

El análisis del SVR también destaca la intensificación de la resistencia contra el orden mundial “anglosajón” (atlantista-globalista) y la emergencia de movimientos soberanistas en Eurasia, África y América Latina. La formación de alianzas regionales que se centran en la soberanía y el respeto al derecho internacional, según la perspectiva rusa, contrasta con la dinámica occidental.

En este contexto, la conclusión que se desprende de los informes rusos es que el papel unificador de Moscú y el fortalecimiento de alianzas en Eurasia reflejan un cambio en el equilibrio de poder global. Mientras el Occidente colectivo parece enfrentar desafíos internos y externos, el auge de movimientos soberanistas respalda la tesis de que se está produciendo una transformación en la escena geopolítica mundial, con consecuencias impredecibles para la estabilidad y las relaciones internacionales.