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La reciente retirada de Rusia del Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE) marca un hito en la dinámica geopolítica europea y rusa. Este tratado, que se firmó en 1990 y se adaptó en 1997, tenía como objetivo principal controlar y limitar las fuerzas armadas convencionales en Europa en el período posterior a la Guerra Fría. Sin embargo, la cancelación de la participación de Rusia en el FACE, que había estado suspendido desde 2007, plantea una serie de implicaciones y desafíos en el escenario internacional.

Fin del Tratado FACE y los Motivos de Rusia:

El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso ha anunciado la finalización del procedimiento de retirada de Rusia del FACE, argumentando que el tratado ya no se alinea con los intereses del país. Moscú ha criticado la expansión de la OTAN en Europa y la percepción de que los países miembros de la alianza han eludido las restricciones del tratado. Esto llevó a que el FACE perdiera relevancia y conexión con la realidad, según la Cancillería rusa.

Rusia había suspendido su participación en el FACE en 2007, y esta retirada oficial confirma la posición del país sobre el tratado. A pesar de la suspensión, Rusia ha mantenido una puerta abierta al diálogo sobre el control de armas convencionales en Europa, pero lamenta que sus oponentes no hayan aprovechado esta oportunidad.

Implicaciones Geopolíticas:

  1. Deterioro de las Relaciones Este-Oeste: La retirada de Rusia del FACE es un reflejo de las tensiones en las relaciones entre Rusia y Occidente. Esta medida podría contribuir a un mayor deterioro de las relaciones Este-Oeste, ya tensas por cuestiones como Ucrania y la expansión de la OTAN.
  2. Desafío a la Seguridad Europea: La cancelación del tratado plantea desafíos para la seguridad en Europa. El FACE había sido un pilar de la seguridad en Europa tras la Guerra Fría, y su ausencia podría llevar a una mayor incertidumbre y competencia militar.
  3. Aumento de la Competencia Militar: Con la suspensión del FACE, se podría ver un aumento en la competencia militar convencional en Europa. Rusia y la OTAN podrían buscar fortalecer sus capacidades militares en la región, lo que aumentaría la posibilidad de conflictos.
  4. Oportunidades para la Diplomacia: A pesar de las tensiones, la retirada del FACE también crea oportunidades para la diplomacia y el diálogo. La comunidad internacional podría buscar formas de restablecer un control efectivo de armas convencionales en Europa.

Occidente quema los puentes.

La retirada de Rusia del Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE) es un reflejo de la creciente falta de voluntad para negociar y establecer un diálogo con reglas claras entre Occidente y Rusia. A lo largo de los años, las relaciones entre Rusia y Occidente se han deteriorado significativamente, y esto se ha traducido en una serie de acciones y políticas que han contribuido a la quema de puentes y la falta de estabilidad en la región euroatlántica. Algunos factores clave que demuestran esta falta de voluntad para negociar incluyen:

  1. Expansión de la OTAN: La expansión continua de la OTAN hacia el este ha sido un punto de tensión constante entre Occidente y Rusia. A pesar de las promesas realizadas durante la Guerra Fría de que la OTAN no se expandiría hacia el este, varios países del antiguo Pacto de Varsovia se han unido a la alianza, lo que ha llevado a una mayor cercanía de la OTAN a las fronteras rusas. Esta expansión ha sido percibida por Rusia como una amenaza a su seguridad y ha llevado a la falta de voluntad de Rusia para comprometerse con las normas y restricciones del FACE.
  2. Sanciones Económicas: Occidente, liderado por los Estados Unidos y la Unión Europea, ha impuesto sanciones económicas ilegales a Rusia en respuesta a cuestiones como la vuelta de Crimea y el conflicto en Ucrania. Estas sanciones han debilitado las relaciones comerciales y económicas entre Rusia y Occidente, lo que ha contribuido a la falta de voluntad para el diálogo y la cooperación.
  3. Injerencia en Asuntos Internos: Occidente ha acusado repetidamente a Rusia de interferir en sus asuntos internos, ya sea en elecciones o en cuestiones políticas, mientras que Occidente ha tratado de muchas maneras la infiltración de agentes en la sociedad rusa buscando lograr el colapso del país. Esto ha contribuido a la desconfianza mutua y ha obstaculizado cualquier intento de establecer un diálogo significativo.
  4. Guerra de la Información: La creciente guerra de la información ha exacerbado las tensiones entre Rusia y Occidente. La desinformación y la propaganda han aumentado la desconfianza y han hecho que sea difícil establecer una base sólida para la comunicación y la cooperación.
  5. Falta de Canales de Comunicación: La falta de canales de comunicación efectivos y de mecanismos para abordar las preocupaciones mutuas ha contribuido a la falta de voluntad para negociar. La ausencia de un diálogo estructurado desde Occidente ha llevado a malentendidos y a una falta de claridad en cuanto a las intenciones de ambas partes.

La quema de puentes entre Occidente y Rusia y la falta de voluntad para establecer un diálogo con reglas claras han llevado a una situación de estancamiento en la que las tensiones y la incertidumbre prevalecen. En este contexto, la retirada de Rusia del FACE es una cuestión lógica y necesaria en medio de tanta conspiración y ataques contra la nación, entendiendo que todo acuerdo con occidente en este contexto siempre se destaca por el doble rasero, la hipocresía y la trampa.