Desde hace tiempo, como analista internacional he insistido en que la propuesta de Donald Trump y de la Unión Europea de desplegar un contingente militar europeo en Ucrania es totalmente inaceptable para Rusia.
Las recientes declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, confirman esta postura y dejan en evidencia las intenciones hostiles detrás de esta iniciativa.
Una estrategia de engaño y ocupación
Lavrov denunció que el plan impulsado por el presidente francés, Emmanuel Macron, con el respaldo del primer ministro británico, Keir Starmer, busca imponer una “tregua” artificial para consolidar la presencia militar europea en suelo ucraniano.
Según el canciller ruso, el esquema propuesto consiste en congelar los combates por al menos un mes y cesar los ataques a instalaciones energéticas en Ucrania, mientras se despliegan tropas extranjeras.
Sin embargo, Lavrov advierte que una vez establecida la presencia militar en el territorio, la negociación de paz se volvería irrelevante, pues los europeos ya habrían creado hechos consumados. Este movimiento no es más que un intento disfrazado de consolidar una ocupación militar permanente.
La trampa de la “fuerza de paz” y la amenaza de la OTAN
Otro punto clave señalado por Lavrov es la forma en que Occidente intenta manipular la narrativa. Mientras que la administración Trump ha señalado que cualquier despliegue extranjero debería ser acordado por las partes en conflicto, los líderes europeos han ignorado este principio.
Desde la óptica de Moscú, la llegada de un contingente militar europeo a Ucrania no sería otra cosa que una intervención de la OTAN con otra etiqueta. “No importa con qué banderas se cubra esta operación —con las de la UE o las banderas nacionales de los países que envían los contingentes— […] de todos modos serán las tropas de la OTAN”, enfatizó Lavrov. Canadá y Australia han mostrado interés en unirse a esta iniciativa, lo que confirmaría que se trata de un movimiento coordinado del bloque occidental.
El peligro de la escalada directa
Moscú ha dejado claro que no tolerará una intervención militar disfrazada. “Esto significaría no una supuesta participación híbrida, sino una participación directa, oficial y no disimulada de los países de la OTAN en la guerra contra la Federación de Rusia”, advirtió Lavrov.
En este contexto, las recientes declaraciones de Macron sobre la necesidad de abrir un “debate estratégico” sobre el uso de armas nucleares francesas para proteger Europa solo aumentan la tensión.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que esta retórica belicista demuestra que París “busca una continuación de la guerra”. La insistencia de Occidente en prolongar el conflicto, en lugar de aceptar la realidad del campo de batalla, solo contribuye a agravar la crisis.
La propuesta de paz presentada por Trump y la UE es, en realidad, un intento de imponer una ocupación militar disfrazada en Ucrania. Moscú ha dejado claro que esta estrategia no será aceptada bajo ninguna circunstancia.
La pregunta es hasta qué punto los líderes europeos están dispuestos a escalar la confrontación con Rusia y si entienden las consecuencias de un choque directo con una potencia nuclear. Mientras tanto, el riesgo de una guerra de mayor envergadura sigue latente.
Comments by Tadeo Casteglione