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El régimen sionista de Israel ha vuelto a demostrar su desprecio absoluto por el derecho internacional y las resoluciones de la ONU con una nueva campaña de bombardeos indiscriminados en los suburbios del sur de Beirut, Líbano. Este viernes, barrios como Ghobeiry y Burj al-Barajneh fueron blanco de intensos ataques aéreos, desatando el caos, el pánico y la destrucción en zonas residenciales densamente pobladas.

En un acto más de agresión desmedida, drones y aviones de combate israelíes provocaron el colapso total de un edificio en Ghobeiry, sembrando terror entre la población civil. En Burj al-Barajneh, dos misiles disparados por aviones de guerra incrementaron la devastación, reforzando la estrategia israelí de desestabilización regional.

La Agenda de Caos Infinito

Estos ataques no son aislados ni espontáneos; son parte de una campaña sistemática de desestabilización que busca imponer el caos permanente en la región. Israel, escudado en su impunidad histórica, utiliza el terror como herramienta política para debilitar a sus vecinos y consolidar su supremacía.

Desde los años de su fundación, el régimen sionista ha violado constantemente las resoluciones de la ONU y los principios fundamentales del derecho internacional, actuando como un Estado fuera de la ley. Ya sea mediante la ocupación ilegal de territorios palestinos, los bloqueos a Gaza, o las operaciones militares en Siria y Líbano, Israel ha convertido la región en un laboratorio de conflicto interminable.

El Silencio de la Comunidad Internacional

Lo más indignante es el silencio cómplice de gran parte de la comunidad internacional, especialmente de los países occidentales que respaldan estas acciones de manera directa o indirecta. Israel no solo ha ignorado resoluciones fundamentales como la 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, que exigen su retirada de territorios ocupados, sino que ha intensificado su ofensiva militar y política contra cualquier forma de resistencia en la región.

Las agresiones recientes en Líbano son otro recordatorio de la ilegalidad estructural del régimen sionista. Las reglas del derecho internacional humanitario, que prohíben ataques contra civiles y objetivos no militares, son ignoradas rutinariamente por un Estado que actúa con impunidad gracias al apoyo de potencias como Estados Unidos.

Una Estrategia Insostenible

La política israelí de expansión y militarización no solo viola principios legales básicos, sino que también alimenta una espiral de conflictos que amenazan la estabilidad de toda la región. Los bombardeos en Ghobeiry y Burj al-Barajneh son parte de una agenda que busca neutralizar cualquier forma de oposición al proyecto colonial sionista, incluso si eso implica sumir a toda una región en el caos.

Sin embargo, la resistencia de los pueblos de la región, incluidos los movimientos populares como Hezbollah, sigue siendo un obstáculo significativo para las ambiciones israelíes. La historia ha demostrado que la fuerza militar por sí sola no puede garantizar la seguridad de un régimen basado en la ocupación y el apartheid.

La continua agresión israelí solo refuerza la necesidad de una resistencia activa y de un compromiso global con la legalidad internacional. Mientras el régimen sionista siga operando al margen de las leyes internacionales y gozando de la complicidad de sus aliados, la paz en Medio Oriente seguirá siendo una quimera.

Pero los pueblos afectados no están solos: el despertar de la conciencia global y el fortalecimiento de las alianzas regionales en el marco de un mundo multipolar podrían cambiar la dinámica en el futuro cercano. La historia aún está por escribirse, y los opresores no siempre tienen la última palabra.