Desde la perspectiva geopolítica del mundo contemporáneo, podemos afirmar que vivimos en tiempos históricos en los cuales vemos delante de nosotros el nacimiento y fortalecimiento de un nuevo mundo. Un mundo multipolar que tiene su eje principal en las regiones Euroasiáticas en la cual se ha montado una importante red, no unicamente política, sino comercial con una gran importancia mundial. Esta nueva red de comercio mundial predominantemente china, es titulado como “Iniciativa de la Franja y la Ruta” o de manera un poco mas vulgar la “nueva ruta de la seda” o conocida también en los ámbitos académicos por sus siglas en ingles BRI, lo que representa este proyecto es algo que desde nuestra posición no puede ser ignorada debido a su magnitud y alcance prácticamente global.
A través del proyecto del BRI y su red, se busca por parte de China, aprovechar al máximo los mercados nacionales e internacionales, mejorar la comprensión y la confianza mutua, entre los Estados miembros a través de la integración y los intercambios culturales formando, de esta manera, un patrón innovador de entradas de capitales, reservas de talento y bases de datos técnicos que configuran una nueva posición global.
Este majestuoso proyecto no tiene parangón en la historia mundial, siendo uno de los proyectos de infraestructura e inversión más grandes de la historia, cubriendo de forma directa, más de 68 países, lo que representa el 65% de la población mundial y al menos el 40% del PIB mundial.
Aun así en total 149 países figuraban como firmantes de la BRI en su aspecto mas amplio, según el Banco Mundial se estima que la Iniciativa de la Franja y la Ruta podría aumentar los flujos comerciales entre los países participantes en un 4,1 %, reduciendo de esta manera los costos del comercio mundial entre un 1,1 % y un 2,2 %, esto llevaría a aumentar el PIB de los países en desarrollo de Asia oriental y del Pacífico en un promedio de 2,6% y 3,9%.
Vale recalcar que muchos de estos datos estadísticos han cambiado con el comienzo de la operación especial de Rusia en Ucrania.
En los últimos años, China ha estado invirtiendo miles de millones de dólares en varios países del sur de Asia, incluidos Pakistán, Nepal, Sri Lanka, Bangladesh y Afganistán.
Esta ultima después de la estabilización de la región con el fin de la guerra y la llegada de los Talibanes al poder tras 20 años de guerra, ha sido un hecho importante, ya que de esta manera se espera mejorar su infraestructura, lo que implicaría una mejora del sistema comercial chino en la conexión del Sur de Asia, Asia central y medio oriente.
El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, conocido también por sus siglas AIIB, es vital en el desarrollo del BRI, por el pasan los principales programas, que tienen como finalidad otorgar préstamos para proyectos de infraestructura de alcance global; los objetivos principales de AIIB son abordar las crecientes necesidades de infraestructura en Asia, mejorar la integración regional, promover el desarrollo económico y mejorar el acceso de la sociedad a los servicios públicos.
El banco cuenta actualmente con 105 miembros y es el principal competidor contra la hegemonía y dominación económica que ha forjado el FMI junto con el Banco Mundial.
Entre los principales propuestas de desarrollos del AIIB se destacan corredores terrestres que incluyen:
-El Nuevo Puente Continental Euroasiático, desde el oeste de China a través de Kazajistán hasta el oeste de Rusia, incluido el Ferrocarril de la Ruta de la Seda, pasando por la Región Autónoma de Xinjiang de China, Kazajistán, Rusia, Belarus, Polonia y Alemania.
-Otro corredor se extenderá desde el norte de China a través de Mongolia hasta el Lejano Oriente ruso.
-El corredor China-Asia Central – Asia Occidental, desde el oeste de China hasta Turquía.
-El Corredor Económico China-Península de Indochina se extenderá desde el sur de China hasta Singapur.
-El Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) siendo un conjunto de proyectos de infraestructura originalmente en construcción en todo Pakistán valorado en más de $ 62 mil millones.
Incluyendo la colaboración del Fondo Ruso de Inversión Directa, establecido por el gobierno ruso y la agencia de inversión del gobierno chino CIC, crearon el Fondo de Inversión Rusia-China, centrándose en las oportunidades para la integración bilateral.
A la misma vez, la conformación de la Ruta Marítima de la Seda se ha convertido en un canal para más de la mitad del comercio marítimo mundial, para ello se están ampliando los puertos de aguas profundas, construyéndose centros logísticos y nuevas rutas de transporte terrestre.
La Ruta Marítima de la Seda se extiende hacia el sur desde la costa de China a través de Hanoi hasta Yakarta, Singapur y Kuala Lumpur, pasando por el Estrecho de Malaca hasta su llegada a Colombo. Continuando hasta el extremo sur de la India, pasando por Malé, hasta llegar a Mombasa, de allí a Djibouti, y luego a través del Mar Rojo, llegando al Mar Mediterráneo y desde alli conectando con los puertos libres y rutas ferroviarias de Europa Central y el Mar del Norte.
Esta conexión marítima ha demostrado su eficacia y la dependencia mundial que genera la sustentabilidad del comercio internacional marítimo en base del desarrollo del BRI y sus conexiones mundiales a nivel portuario.
En consecuencia el proyecto económico chino, con base en la Iniciativa de la Franja y la Ruta es un hecho de trascendencia mundial, por lo que sus implicancias no deben ser obviadas u objetadas, muy por el contrario el análisis del movimiento de la nueva ruta de la seda, sus importancias y los resultados que conllevan, debe alentar a actuar en consecuencia, entendiendo la importancia vital que significa para cualquier país en vías de desarrollo.
Desde nuestra visión geopolítica, el desarrollo y potencial que propone China a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta representa una salvaguarda que da gran impulso al mundo multipolar en pleno auge en la realidad actual.
A la misma vez se ha convertido en un arma eficaz para la politica exterior China y contrarestar la influencia occidental en la region.
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