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La República Islámica de Irán han entendido muy bien su rol protagónico que ha ganado fuerzas durante la ultimas décadas. Tanto por su importancia geográficamente estratégica, su milenial cultura nacional heredara del imponente imperio Persa, sus abundantes recursos naturales, su importancia política tras la revolución islámica del 79 y su desarrollo posterior pese a las abundantes sanciones internacionales.

Este contexto ha forjado de Irán un país autosuficiente que ha aprendido a desarrollar su industria nacional y poco a poco fue ganando un protagonismo en la arena internacional, principalmente de la mano del expresidente Mahmud Ahmadinejad quien fue responsable de ampliar la conexión de Irán con países en vías de desarrollo lo que sirvió para potenciar aun más la importancia de este país.

La República Islámica de Irán se ha convertido en una conexión vital no unicamente en las regiones del Asia Central, Sur de Asia y Medio oriente sino que su diplomacia pragmática ha logrado estrechar vínculos con gobierno sin importar su ideología política, manteniendo estrechos lazos comerciales con países diversos.

A la misma vez la amplitud de mantener relaciones abiertas de amistad y ayuda con el continente Africano ha fortificado la influencia Iraní en el ordenamiento de este nuevo mundo multipolar.

De esta manera Irán ha ganado un protagonismo importante en los diversos proyectos económicos y políticos que tienen su origen en las grandes potencias Asiáticas y Euroasiáticas, esto se vio demostrado en la VI Cumbre del Caspio llevada a cabo a fines de Junio del año pasado en la capital de Turkmenistán. Donde todos los lideres de los países con presencia en el Mar Caspio se reunieron para discutir y acordar varios temas de gran relevancia con la presencia del mismísimo presidente de la Federación de Rusia Vladimir Putin.

Este acontecimiento no solo impulsa el desarrollo de la asociación estratégica Rusia-Irán a un nivel más profundo, sino que, de manera crucial, los cinco países a lo largo del Mar Caspio acordaron no permitir allí buques de guerra o bases de la OTAN.

Esto configuró esencialmente el Mar Caspio como un virtual “lago ruso” y, en menor medida, un lago iraní, sin comprometer los intereses de los tres “Stans” de Azerbaiyán, Kazajistán y Turkmenistán.

Para todos los efectos, Moscú ha reforzado su control sobre Asia Central. Dado que el Mar Caspio está conectado con el Mar Negro a través del Canal Volga construido por los soviéticos, por lo tanto Moscú siempre puede contar con una flota de reserva de pequeños barcos armados con poderosos misiles, que pueden volar al Mar Negro de forma inmediata.

El fortalecimiento de los lazos comerciales y financieros con Irán ahora va de la mano con los lazos de los tres ‘Stans’ teniendo el respaldo y el visto bueno desde Moscú.

Por su parte, la República de Turkmenistán, rica en gas, que hasta hace años mantenía una política mas bien aislacionista ha potenciado sus relaciones de amistad y comercio con Irán de cara a una nueva etapa de relaciones bilaterales en el Asia Central que ha tenido a la república Islámica en un lugar privilegiado.