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En el año 1904 el autor británico Halford Mackinder, que popularmente recibe el titulo del padre de la geopolítica moderna, escribió una obra titulada The Geographical Pivot of History en el que usa la historia para ilustrar la importancia estratégica de la geografía.

En este libro fundamental de Mackinder se explica lo que era según él, algo totalmente importante y clave a tener en cuenta, según el autor, existe una enorme “isla mundial” continental dividida en 6 partes:

-Europa costera (Europa occidental y central)

-Asia costera (India, China, Sudeste asiático, Corea y Siberia oriental)

-Arabia (Península Arábiga)

-Desierto del Sahara (Norte del Africa)

-El centro sur del mundo (Sudáfrica)

-El centro mundial más importante o “corazón” (Eurasia), al que llamó el centro mundial en su artículo de 1904.

Llamar a Eurasia el corazón del mundo o el “Heartland” no es un capricho sino que tiene su lógica planteada en muchos e importantes fundamentos a los cuales debemos tener un cuenta.

En su conferencia “El pivote geográfico de la historia”, Mackinder introdujo la idea de que, históricamente, el poder se ha transmitido a través de contextos geográficos específicos.

Hasta la época moderna del siglo XV, la expansión se ha producido por medios terrestres gracias a los caballos y la caballería. También agregó que antes de esto, todas las grandes invasiones en Europa o Asia provenían de una región específica esta es Eurasia.

Esta zona abarca las áreas agrícolas de la parte europea de Rusia, extendiéndose por los vastos territorios hasta Asia central, hasta los bosques y las llanuras de Siberia, un territorio rico en recursos estratégicos sin explotar como el carbón, la madera y otros minerales, que al ser extraidos dan gran ventaja estratégica.

En palabras mismas de Mackinder “Quien domina el este de Europa, domina el Heartland, quien domina Heartland, reina en la ‘Isla del Mundo’, quien domina la ‘Isla del Mundo’, gobierna el mundo entero”

Es importante resaltar que este pensamiento, ha sido utilizado por las grandes potencias mundiales los cuales desde la formulación de esta teoría hasta la actualidad, se ha mantenido en pugna y juego tan importante región mundial y podemos sostener que ahora mas que nunca, de esta manera podemos afirmar que no fue mera especulación ni capricho titular como “Heartland” a tan estratégica región mundial.

Teniendo esto en mente, no podemos ignorar y desconocer lo que sucede en las regiones Euroasiáticas. Su cultura, desarrollo, políticas y decisiones tomadas tienen inevitablemente una gran repercusión a nivel mundial y las ventajas que proporciona esta región relacionado con lo económico y en materias de desarrollo son innumerables.

Los lazos económicos, políticos y militares en evolución entre Irán, China y Rusia han creado un floreciente triángulo dorado en Eurasia, tratando de penetrar en regiones antaño aisladas. Esto llega en un momento en que, a los ojos de la administración Biden, la estrategia geopolítica de los Estados Unidos parece distanciar a Washington de Irán y China, considerando también la confrontación entre Washington y Moscú que ha logrado que se cierren filas en Eurasia en torno a los proyectos regionales contrarios al globalismo.

La geopolítica clásica al estilo de Mackinder o Kissinger en la cual se busca evitar una guerra en dos frentes ha sido rechazado de llano por la Casa Blanca y el Pentágono, lo que ha permitido alterar el equilibrio de poder impuesto luego de la caída de la URSS, virando desde el mundo unipolar de predominancia occidental a un mundo multipolar con su raíz en Eurasia.

En la actualidad, la cooperación más estrecha de estos tres principales países del interior Euroasiático, iniciado en los últimos años, está cobrando un impulso potencial.

La política exterior iraní del presidente Ibrahim Raisi está claramente orientada hacia la órbita euroasiática y el sur global.

Purnema Anand, directora del Foro Internacional BRICS, dijo que Turquía, Arabia Saudita y Egipto también están muy interesados en unirse a los BRICS. Si esto sucede, en 2024 podríamos estar frente a un fuerte polo de Asia Occidental y África del Norte, firmemente instalando de esta forma una de las instituciones clave de un mundo multipolar.

Teherán de esta forma opera en dos vectores paralelos. Si se relanza el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) con referencia a su programa nuclear, una posibilidad bastante remota pero posible, representaría una victoria táctica en la política exterior Iraní que como explicamos anteriormente se encuentra en pleno apogeo. Sin embargo, la centralidad de la política iraní en Eurasia está en un nivel estratégico completamente nuevo que cada vez incluye mas sectores y acuerdos de cooperación y trabajo.

Según el INSTC, Irán hará pleno uso del puerto geoestratégico de Bandar Abbas, que se extiende a ambos lados del Golfo Pérsico y el Golfo de Omán en la encrucijada de Asia, África y el subcontinente indio.

Sin embargo, por mucho que esto se presente como una gran victoria diplomática, está claro que Teherán no podrá aprovechar plenamente su pertenencia a los BRICS a menos que se levanten totalmente las sanciones occidentales, y en particular las estadounidenses.

En resumen, la profundización de los lazos militares entre los tres puntos del emergente triángulo euroasiático no solo tendrá un gran impacto en la estabilidad de la situación en Siria, Irak y Oriente Medio. Lo que impulsará los lazos económicos emergentes entre las tres principales potencias en el corazón de Eurasia.

El padre de la geopolítica británica, Mackinder, a menudo se refería a Rusia como la potencia central de Eurasia, y en los últimos momentos de su vida, sugirió que China también podría desempeñar el mismo papel geográfico, lo cual no esta lejos de la realidad, ya que en el tema energético la posición es superior a la de Rusia.

Hoy, dado el enorme crecimiento de la importancia geopolítica de los estados petroleros y gasíferos hacen que la histórica reconciliación de Irán con China y Rusia esté formando una nueva potencia en el interior de Eurasia.

Podemos observar el complejo escenario mundial, el cual tenemos por delante, que busca como fin la reconfiguración global y el nuevo mundo que se nos presenta.