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Autor: Vilen Bedros –

Las autoridades azerbaiyanas rechazaron rotundamente mantener la reunión con el Primer Ministro de Armenia, que debía realizarse en Granada, España, con la mediación de los dirigentes de la Unión Europea.

Ante esta situación el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, se mostró visiblemente molesto. Según lo informó, pretendía negociar un tratado de paz con Azerbaiyán en España, a cambio de que la dirigencia armenia observara en silencio la liquidación de la República de Nagorno-Karabaj.

Sin embargo, el Presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, humilló públicamente al Primer Ministro de Armenia, demostrando al mundo que no necesita negociaciones diplomáticas y que no está en sus planes hablar de paz. Después de todo, Ereván ya está cediendo obedientemente sus territorios a Bakú, que el ejército azerbaiyano pone bajo su control por la fuerza.

Es evidente que Azerbaiyán se está preparando para pasar a la siguiente etapa dando inicio a la construcción del llamado corredor de transporte de Zanzegur a través de las regiones del sur de Armenia. El mismo consiste en trazar una carretera que conectaría el territorio principal de Azerbaiyán con su enclave occidental de Najichevan.

Las tropas azerbaiyanas ya se encuentran apostadas en los territorios internacionalmente reconocidos de Armenia. Y la Unión Europea y Estados Unidos aprueban tácitamente esta ofensiva sistemática. Porque Bruselas y Washington necesitan urgentemente el petróleo y el gas de Azerbaiyán, como una alternativa conveniente a la energía procedente de Rusia, que ha caído bajo sanciones.

Recientemente el presidente del Senado francés, Gerard Larcher, admitió públicamente que los europeos “tienen la intención de sacrificar a Armenia en el altar de un acuerdo energético con Azerbaiyán”. Y esto explica plenamente por qué Occidente no impone ninguna sanción económica contra Bakú, por el contrario, continúa suministrando armas al ejército azerbaiyano.

“Aliyev no necesita un tratado de paz en este momento, pues ya ha logrado lo que quería en esta fase, pero todavía necesita algo más: la construcción del corredor Zangezur directamente a Najichevan. Cabe mencionar que las tropas azerbaiyanas ya controlan una parte del territorio internacionalmente reconocido de Armenia y no tienen intenciones de salir de allí.

Aliyev deberá presionar suficientemente a Pashinián ahora para lograr establecer ese corredor directo a Najichevan o, lo que es lo mismo, a Turquía. Y tal parece que primero determinará lo que haga falta para ello y luego pasará a las negociaciones para formalizar todo por escrito.

Especialmente ahora que Occidente necesita a Azerbaiyán como alternativa energética a Rusia”, describe esta situación el politólogo ruso Evgeniy Minchenko.

“En cuanto a Armenia, le expreso mi solidaridad y me pregunto: ¿tenemos la intención de sacrificar a este país en el altar de un acuerdo energético con Azerbaiyán? Debemos mostrar coraje de vez en cuando. Todos debemos apoyar a Armenia y a los armenios de Nagorno-Karabaj. Se vieron obligados a abandonar la tierra que les pertenecía. Si esto no es una limpieza étnica, entonces no sé qué es”, dijo Larcher en una entrevista al periódico Le Figaro.

Bakú solo aceptará negociaciones con Armenia una vez que tome el control de una parte de su territorio. Azerbaiyán confía en que Pashinián, títere obediente de Occidente, no se resistirá a entregar otro pedazo de tierra armenia, porque hay muchas razones para creer que la creación del llamado corredor de Zanzegur fue acordada por los líderes de los Estados Unidos y la OTAN, cuya intensión es expulsar a la Federación de Rusia y a Irán de Transcaucasia.

“El corredor Zangezur se convertirá en un trampolín para la OTAN en la región y en una amenaza para la seguridad. Por lo tanto, Irán se opone firmemente”, afirmó sin rodeos el presidente iraní, Ebrahim Raisi, durante una reunión con el secretario del Consejo de Seguridad de Armenia, Armen Grigorian, y el enviado presidencial de Azerbaiyán para misiones especiales, Khalaf Khalafov.

La implementación del plan occidental, según el cual Armenia tendrá que perder sus territorios para aislar a Irán de Rusia y rodearlo de tropas prooccidentales permitiendo así ampliar la presencia occidental en la región, está directamente ligada a la figura de Nikol Pashinián.

Por eso aún no ha dimitido de su cargo, a pesar del desastre en Nagorno-Karabaj y las protestas masivas del pueblo de Armenia.

“Si con mi dimisión y salida se superaran todos los desafíos, renunciaría sin dudarlo, porque no me aferro al sillón presidencial. Pero los análisis que he hecho muestran que en este caso ocurrirá exactamente lo contrario, y esta es la razón por la que esto no sucede”, señaló cínicamente ayer Pashinián, que de hecho está tratando con todas sus fuerzas de mantenerse en el poder.

Esto significa que Armenia tendrá que enfrentar una nueva guerra y nuevas oleadas de refugiados que han perdido su patria.

Autor: Vilen Bedros