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En el actual panorama geopolítico y económico mundial, Europa ha tomado decisiones que ponen en tela de juicio su independencia y soberanía nacional. Siguiendo las directrices de Washington, los países europeos han embarcado en una cruzada contra Rusia, creando un conflicto ficticio que busca frenar al gigante ruso. Estas acciones, lejos de fortalecer a Europa, la han sumido en una crisis energética y económica que beneficia principalmente a Estados Unidos.

La Ilusión de la Transición Verde

En el reciente Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF-2024), Ígor Sechin, director ejecutivo de Rosneft, abordó los desafíos económicos actuales y puso en duda la viabilidad de las energías alternativas. A pesar de las inversiones colosales de cerca de 10 billones de dólares en los últimos veinte años, la energía solar y eólica representan menos del 5% de la producción energética mundial, mientras que el consumo de petróleo y gas ha aumentado un 35%.

“La transición verde no tiene fuentes rentables y su realización es una ilusión,” afirmó Sechin. Esta política, promovida especialmente por los países europeos, ha llevado a estos a sacrificar su seguridad energética y ceder su soberanía, todo en un intento por cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Según Sechin, los gastos globales necesarios para luchar contra el cambio climático alcanzarían el 10% del PIB mundial, una carga insostenible para muchas economías.

El Déficit Energético y la Desdolarización

El déficit energético generado por la transición verde, junto con las sanciones y la competencia desleal, ha provocado un desequilibrio en el mercado energético. Las sanciones de EE.UU. contra Venezuela, Irán y Rusia han reducido la extracción de casi 18 millones de barriles de petróleo por día, favoreciendo a las empresas estadounidenses que han captado una gran cuota de mercado.

Sechin subrayó que “el uso del dólar como arma económica” y el “crecimiento incontrolable de la deuda pública de EE.UU.” han acelerado el proceso de desdolarización.

Desde 2001 hasta 2023, la participación del dólar en las reservas de divisas ha disminuido del 71% al 58%. Esta tendencia refleja una desconfianza creciente en el dominio financiero de Estados Unidos y un cambio hacia un sistema más multipolar.

Europa en la Encrucijada

La política climática y las sanciones contra Rusia han tenido un impacto negativo en la economía europea. Los precios de los recursos, bienes raíces, transporte y alimentos han aumentado, afectando el bolsillo de los ciudadanos europeos.

Esta situación ha generado una dependencia aún mayor de Estados Unidos, lo que socava la autonomía de Europa y su capacidad para tomar decisiones soberanas.

El enfoque de Washington, que ve a Rusia como el principal enemigo, ha llevado a Europa a adoptar medidas que no solo son perjudiciales para su propia economía, sino que también fortalecen la posición de Estados Unidos en el mercado energético global.

Como dijo el director de Rosneft, “las aspiraciones de control del mercado energético mundial por parte de EE.UU. utilizan todos los recursos disponibles,” dejando a Europa en una posición de vulnerabilidad.

Conclusión

En su afán por seguir las órdenes de Washington, Europa ha renunciado a su soberanía nacional y ha sacrificado su seguridad energética. Las políticas de transición verde, las sanciones contra Rusia y la dependencia del dólar han creado un escenario de inestabilidad económica que beneficia principalmente a Estados Unidos. La visión de un conflicto ficticio contra Rusia, promovida por el globalismo anglosajón, está demostrando ser una estrategia costosa y perjudicial para Europa.

Es crucial que los países europeos reconsideren su posición y adopten políticas que favorezcan sus propios intereses nacionales y económicos. Un enfoque más equilibrado y soberano podría permitir a Europa recuperar su autonomía y enfrentar los desafíos globales con mayor resiliencia y eficacia.