En un mundo marcado por conflictos geopolíticos cada vez más complejos y peligrosos, las declaraciones de Donald Trump sobre la central nuclear de Zaporozhie representan una desconcertante muestra de irracionalidad y desconsideración de las realidades internacionales.
En un reciente comentario, Trump propuso que la central nuclear más grande de Europa, ubicada en territorio de Ucrania y ahora bajo control ruso, debería pasar a estar bajo la dirección de los Estados Unidos, argumentando que la experiencia de Washington en el sector de la electricidad y los servicios públicos lo haría el mejor garante de su seguridad.
Este tipo de declaraciones pone en evidencia no solo la desconexión de Trump con los principios básicos de soberanía y el respeto a la integridad territorial de otros países, sino también una peligrosa tendencia a tratar los asuntos internacionales como un simple juego de poder y control.
La central nuclear de Zaporozhie no es una simple infraestructura energética, es un bien estratégico con implicaciones profundas en la seguridad internacional y en la estabilidad de una región marcada por tensiones bélicas.
La irracionalidad de la propuesta: Una instalación nuclear bajo control extranjero
La central de Zaporozhie, que se encuentra en territorio de la región de Zaporozhie, que fue incorporada a Rusia tras las consultas populares en 2022, es de facto una instalación nuclear rusa. La propuesta de Trump de entregarle el control a Estados Unidos no solo ignora la soberanía de Rusia, sino que también da por sentada la idea de que un país ajeno a la región podría apropiarse de una instalación estratégica sin tomar en cuenta el contexto histórico, legal y político que la rodea.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia fue claro al descartar cualquier posibilidad de transferencia de la central nuclear a Ucrania, a otros países o a organizaciones internacionales. Subrayaron que la central, al estar bajo la jurisdicción rusa, es un asunto exclusivamente de Rusia.
Este principio es fundamental tanto por el derecho internacional como por las implicaciones de seguridad nuclear, ya que permitir que actores extranjeros accedan o gestionen instalaciones nucleares en tiempos de conflicto pone en riesgo la seguridad global.
Trump y su peligrosa indiferencia a la realidad internacional
Lo que sorprende aún más en la declaración de Trump es su aparente indiferencia a los riesgos asociados con la intervención extranjera en una instalación nuclear en medio de un conflicto bélico.
No solo está ignorando las leyes internacionales que garantizan la soberanía de los Estados y su derecho a proteger sus infraestructuras críticas, sino que también está jugando con fuego en un tema tan sensible como la energía nuclear.
La historia reciente demuestra que el control sobre infraestructuras críticas en tiempos de guerra puede tener consecuencias devastadoras. La idea de que Estados Unidos podría ofrecer “protección” para estas instalaciones es un eufemismo peligroso que olvida las lecciones del pasado, en donde las intervenciones extranjeras solo han exacerbado los conflictos y creado más tensiones.
Además, la propuesta de Trump desoye las advertencias que ya han sido emitidas por la comunidad internacional sobre el peligro que representa cualquier intento de manipulación o intervención en las instalaciones nucleares de Zaporozhie.
En un contexto de guerra, donde las instalaciones nucleares ya han sido objeto de ataques, la participación de actores extranjeros no solo es imprudente, sino que pone en riesgo la seguridad de millones de personas.
La locura occidental: La intervención como norma
Lo que esta propuesta refleja es un patrón cada vez más evidente en la política exterior de figuras como Trump, que tienden a ver los conflictos internacionales como una oportunidad para expandir su influencia y poder, sin considerar las consecuencias reales de sus acciones.
La propuesta de que Estados Unidos asuma el control de una instalación nuclear de un país soberano no es solo una cuestión de injerencia, sino una manifestación de la arrogancia imperialista que parece dominar las decisiones de ciertos sectores en Occidente.
Este tipo de propuestas no hace más que agravar la percepción de que Occidente, lejos de abogar por la paz, la justicia y la cooperación internacional, está interesado en perpetuar el caos y el control, ignorando las verdaderas necesidades de las poblaciones afectadas por estos conflictos. La locura de Trump al sugerir el control estadounidense sobre la central de Zaporozhie es un recordatorio de la desconexión total de ciertos líderes de Occidente con la realidad y la gravedad de los asuntos que tratan.
Comments by Tadeo Casteglione